El pasado lunes, en el marco de haberse conmemorado la Semana de los Pueblos Originarios y el Día de la Tierra, la comunidad guaraní Puente Quemado II de Garuhapé, junto a organizaciones ambientalistas como “Extinción o Rebelión Misiones”, se manifestaron frente a Casa de Gobierno bajo el lema “Fuera Arauco”, en referencia a la compañía dedicada a la industria celulosa y derivados. Le cuestionan que “hace más de 20 años ocupa tierras que nos corresponden bajo la Ley 26.160”.
Al ser consultado por PRIMERA EDICIÓN, el cacique de Puente Quemado II, Santiago Ramos, indicó que “nuestro reclamo es territorial, en el año 2000 Arauco invadió nuestro monte nativo trayendo el monocultivo de pino y eucalipto para ser plantado en las hectáreas que Nación nos cedió”.
Advirtieron que sufren consecuencias ambientales y apuntaron a “la cantidad de químicos que se utilizan” para su mantenimiento y que, cuando llueve, “van directo al tierra y al Arroyo Garuhapé”, del cual la comunidad se abastece de agua.
“No queremos más plantación de pino en territorio originario, estamos tomando agua que no es potable y está contaminada. Nuestros niños y adolescentes, que son el 80% de la comunidad sufren cólicos y diarreas”, indicó el cacique de Puente Quemado II, que tiene alrededor de 13 familias y 75 personas.
Ante esta situación, que los manifestantes llamaron “histórica y reiterativa”, aparte de las innumerables movilizaciones, los referentes de la aldea y organizaciones como el Equipo Misiones Pastoral Aborigen (EMiPA) presentaron en varias ocasiones notas formales a la compañía, sin ningún tipo de respuesta. Incluso le demandaron el cese de plantaciones.
Consecuencias ambientales
Al respecto, la representante de la agrupación “Extinción o Rebelión Misiones” Clarisa Néztor, explicó a este Diario que “la comunidad de Puente Quemado II es dueña de más de 600 hectáreas relevadas por el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) del cual Arauco hace caso omiso, ocupando 333 hectáreas del territorio que no les pertenece, mientas los miembros de la comunidad viven atrincherados en cinco hectáreas”.
En ese contexto, el problema sostienen que es porque “el pino y eucalipto son plantaciones exóticas para nuestro suelo y están cerca de las plantas nativas; sabemos bien que degradan el suelo, cambian su densidad microbiana y eso es algo terrible en este momento de cambio climático”, señaló.
Según la militante ambientalista, esta situación es particularmente irónica en Misiones, teniendo en cuenta, entre otras cosas, que es la única provincia con un Ministerio de Cambio Climático.
“No estamos en contra del Gobierno ni de ningún Ministro pero, ante la tremenda crisis climática, hídrica, y de los pueblos originarios, no tomar medidas reales que nos protejan a los misioneros resulta un chiste”, afirmó Néztor.
Por otro lado, el problema de los monocultivos en tierras guaraníes se vio drásticamente agudizado el verano pasado donde, a causa de uno de los tantos incendios registrados, la aldea tuvo que trasladarse con urgencia.
“Las llamas venían por la copa de los árboles a más de 60 metros de altura, se quemaron sus casas, su cultivo, tuvieron que salir huyendo desesperados al arroyo Garuhapé. En verdad ellos viven conflictos infrahumanos, se sabe que las plantaciones de pino deben estar lejos de selva nativa donde no hayan asentamientos humanos como comunidades rurales e indígenas”, finalizó.