Pensado en sus inicios para la atención de los vecinos del barrio Yacyretá, el Instituto de Medicina Física y Rehabilitación (IMeFiR) actualmente recibe pacientes de distintos puntos de Posadas. Entre lo más requerido, aumentan los tratamientos para secuelas de enfermedades neurológicas y con la pandemia aparecieron personas con cuadros respiratorios, consecuencia del COVID-19.
El director del Instituto, Rodrigo Ayala contó a PRIMERA EDICIÓN que “manejemos dos áreas, una de la parte salud, con medicina clínica, kinesiólogos y además tenemos una parte de psicología, trabajadores sociales y psicopedagogía”. En cuanto a las consultas registradas en salud, señaló que “sólo en la parte de kinesiología estamos en un promedio de 1.200 atenciones mensuales”.
En los últimos tiempos aseguró que “la demanda aumentó muchísimo en pacientes que presentaron enfermedades neurológicas, como ACV”. Por otra parte, “hubo un incremento de consultas de problemas respiratorios, porque sabemos que el COVID dejó secuelas”, añadió.
Durante la pandemia, Ayala relató que “se trabajó con vacunación y prevención. Además, tratamos de retener a los pacientes respiratorios. Por eso, el programa de pos-COVID se inició el año pasado para pacientes con secuelas. Desde su inicio, fueron 67 las personas que acudieron, con una recuperación en capacidad física y pulmonar del 100%”.
Con los pacientes, indicó que “el kinesiólogo a cargo hace una evaluación y realizan un tratamiento de cinco a diez sesiones. Tras esto, se hace una nueva evaluación donde, de acuerdo a los resultados, se da un alta”. Para una recuperación total “se trabaja también con los profesores de educación física, para comenzar alguna actividad luego de la atención con los kinesiólogos”.
Entre los pacientes que acuden, “el 60% son adultos mayores, es el grupo mayoritario, aunque también acuden adultos y varios chicos”. Con respecto a los niños, el director del IMeFiR contó que “contamos con una docente, maestra integradora, con 15 alumnos. Hablamos de chicos que necesitan un acompañamiento, lo piden desde las escuelas y son tratados por las psicopedagogas”.
Por otra parte, precisó que “contamos con un grupo encargado de psicología para adultos y niños. También, una profesional se dedica a estimulación temprana, de chicos hasta 3 años”. En la detección de casos pediátricos que necesitan un abordaje más complejo “se realizó un trabajo en conjunto con los CAPS, con capacitaciones, para que al detectar una alerta se empiece lo más rápido posible un tratamiento”.
Rodrigo Ayala destacó que “comenzamos una huerta agroecológica que utilizan entre psicología, psicopedagogía y estimulación temprana, para tratar a los chicos”. Al acudir, compartió que “trabajan con un contacto con la naturaleza y los niños se sienten mejor. Tenemos un caso de un chico con autismo que de no hablar ni saludar, ahora trabaja en equipo y cambió mucho su parte emocional”.
Para la atención en el Instituto, explicó que “no todos necesitan ser derivados, pero el requisito principal es que sean personas que no cuenten con obra social”.
Con una historia de más de 30 años, con el tiempo pasó a ser parte de la Municipalidad: “Hemos comprado aparatos de alta complejidad, lo cual permite una mejor calidad de atención a los pacientes y aumentar el número de atención. De la misma forma, se ha gestionado para conseguir sillas de ruedas, muletas”, señaló el director del IMeFiR.