Cuando se conduce un vehículo, por corto o largo que sea el viaje, cierta cantidad de estrés físico y mental es inevitable y en realidad, necesario. Pero también podemos generar estrés añadido. Maestros occidentales de Yoga como la Profesora Lyn Marshall nos dejaron enseñanzas valiosísimas para nuestro día a día, si de conducir se trata.
Comencemos por prestar atención a la postura física habitual en que los músculos del cuello, hombros, espalda, brazos y manos mantienen en posición fija la parte superior del cuerpo, sabiendo que no es posible relajar muslos, pantorrillas y pies porque debemos estar atentos a la acción inmediata. A eso agreguemos la tensión de los músculos del estómago cuando sucede algo inesperado, la fatiga visual en los viajes largos y por la noche y el cansancio general.
También mentalmente hay un estrés intenso e incesante, porque necesitamos la concentración total en todo momento, a lo que sumamos la preocupación por llegar tarde, las condiciones del tráfico, los conductores desconsiderados, entre otros varios factores.
Pero podemos encontrar oportunidades para relajar aspectos específicos cuando nos detenemos por algún motivo y, especialmente, en los semáforos. Entonces podemos brindar alivio a los hombros en pocos segundos inhalando profundamente por nariz mientras los rotamos hacia arriba y atrás, y los regresamos con una exhalación lenta y suave inclinando la cabeza. Listo.
En la siguiente parada podemos aflojar la rigidez del cuello, dejando bajar la cabeza hacia el pecho por su propio peso, sin forzar, mientras exhalamos suavemente. Al inhalar lento y profundo la llevamos despacito hacia el hombro izquierdo y hacia arriba, como para mirar el techo. Exhalando la llevamos con cuidado hacia el hombro derecho y de allí la dejamos caer lentamente hacia el pecho, para volver a su posición normal con la respiración automática. Listo.
En otra parada podemos aliviar la tensión de brazos, manos y dedos que pudimos haber contraído sin necesidad. Entonces aprovechamos estos segundos para descansar las manos con las palmas hacia abajo mientras inhalamos profundamente y levantamos los talones. Exhalamos lentamente relajando manos, brazos, hombros, piernas y pies. Y respirando como siempre nos concentramos en seguir viaje.
Cuando hayamos llegado a destino, podremos disfrutar de la relajación completa. Namasté.