Las situaciones que a veces vivimos hacen que nos fragmentemos, ¿qué quiero decir con esto? Que nuestra mente, nuestro corazón e incluso nuestro cuerpo no trabajen en la misma dirección y esto hace que no estemos en paz con nosotros. Ahí es justamente donde aparece la angustia y una guerra interna por aquello que quiero, pero no puedo, por lo que siento que no coincide con lo que hago, así que pregunto ¿qué podemos hacer?
Tenemos que saber que necesitamos volver a nuestro eje, a nuestro centro y ser brutalmente sinceros con nosotros. En esta etapa, el color que necesitamos es el amarillo con el que nos sacamos las máscaras y nos mostramos como somos, el amarillo es luz y revelación en esta etapa.
Es necesario después ir a nuestro corazón quedarnos allí con esa verdad que tenemos de nosotros y de quiénes estamos siendo en este momento, y aparece el verde que al compás de cada latido nos marca dónde estamos parados y qué sentimos, solo sentimos ¡ojo! que la cabeza no entre todavía.
El verde, así como en la naturaleza, tiene las conexiones que necesitamos para volver a nuestro eje, este color nos conecta con quiénes somos y con el que estamos haciendo. Este color es el equilibrio, es el Norte, la flecha que indica el camino, de ahí que todo lo que salga del corazón nos lleva por el buen camino.
En la última etapa aparece la mente, que sabemos que tratará de boicotear aquello que no sea fácil, ni cómodo, todo lo desconocido; acá es necesario no olvidarse del corazón, siempre habrá una manera para que todo encaje, que todo sea posible. Cuando llegues a la mente los colores que intervienen son el azul y el índigo ambos te dan la calma necesaria para las decisiones que tenés que tomar, trabajan con la voz, los oídos y el cerebro, solo que antes de cualquier decisión que tomes primero necesitas estar en paz.
Cuando ya las cosas no estén en tus manos solo te queda confiar en Dios y entregarle aquello que no podés solucionar que seguro él tiene un gran motivo para aquello que pueda pasarte.
Para trabajar con estos colores, el silencio es necesario, la observación también, inicia una meditación visualizando estos colores y en el orden que corresponde, amarillo, verde, azul e índigo. Espero que te haya servido.