El 10 de abril de 1982, desde los balcones de la Casa Rosada, el presidente de facto Leopoldo Fortunato Galtieri se dirigió a los manifestantes que en Plaza de Mayo apoyaron masivamente a la recuperación de Malvinas.
Allí inmortalizó la frase “Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla”. Para entonces la suerte estaba echada: la Royal Navy (Marina Real) británica ya había partido hacia el Atlántico Sur y el pueblo argentino llenaba la plaza enardecido, sin saber que estaban entregando a un grupo de chicos sin preparación ni medios a una lucha cruel contra un enemigo mucho más poderoso.
El encendido discurso se sucedió en el marco de haberse reunido el día anterior con el general norteamericano Alexander Haig, quien llegara a Buenos Aires para hacer de intermediario entre los países en conflicto.