
La historia se conoció a mediados de marzo de 2012, pero la pesadilla había comenzado casi un mes antes. La trampa fue la misma de siempre: promesas laborales y la posibilidad de escaparle a la miseria en otra provincia, un futuro mejor para sus hijas menores y la esperanza de tener una vida digna. Nada de eso ocurrió.
La infortunada protagonista es una misionera que entonces tenía 35 años y dos hijas adolescentes -de 15 y 16-, quien armó sus valijas en Colonia Oasis (municipio de Jardín América) y viajó a Santiago del Estero bajo engaños. Le habían hecho una oferta de trabajo a la cual no podía decirle que no, menos ahora, que sus hijas debían seguir estudiando y necesitaban dinero para subsistir en el día a día.
Detrás de todo el “montaje” se hallaba una poderosa red de trata de personas, quienes captan a mujeres en situación de pobreza y, tras ofrecerles una supuesta actividad laboral, las obligan a prostituirse.
Fue así que la misionera estuvo cautiva casi un mes en un burdel de la localidad de La Banda, ubicada a unos ocho kilómetros de la capital de Santiago del Estero. Allí sufrió numerosos tormentos, viviendo en condiciones infrahumanas y siendo obligada a ejercer la prostitución, conforme surgió de la investigación policial.
En determinado momento los captores decidieron que iban a secuestrar a las hijas de la misionera, por lo que idearon un cruel plan. Le dirían a ella que viajarían nuevamente a Misiones para que se “reencontrara con su familia y vieran que ella estaba bien y ganando dinero”.
La mujer aceptó regresar a Jardín América, sin embargo, se enteró de las verdaderas y ocultas intenciones de los delincuentes: iban a raptar a sus hijas y tendrían el peor de los destinos.
En los primeros días de marzo de 2012, dos sujetos trajeron a Misiones a la víctima. Se movilizaban en un Chevrolet Meriva e hicieron una “parada” en una vivienda de Garupá.
Una vez que llegaron a Jardín América, el amor y la determinación de una madre pudo más. La mujer no iba a dejar que los malandras se apoderen de sus hijas y les arruinen las vidas en el mundo de la prostitución, donde la muerte suele ser el único desenlace.
En un descuido de sus captores salió corriendo hacia la comisaría local y denunció que una banda criminal la tenía secuestrada, aportando a la Policía datos fundamentales. A partir de allí estuvo resguardada y contenida por las autoridades, al igual que sus hijas menores.
Su valiente accionar iba a permitir desbaratar una organización dedicada a la trata, el tercer negocio más redituable a nivel mundial.
La investigación en Misiones
Con extrema cautela y discreción, la Policía de Misiones, a través de su División Trata de Personas, comenzó a trabajar. Primero detuvieron a los dos sujetos que trajeron a la misionera, luego incautaron el vehículo en que se movilizaban y allanaron la vivienda en Garupá (sobre la avenida Las Américas).
En dicho lugar surgirían evidencias y pistas que resultarían otra valiosa “punta de ovillo” en la investigación. Se trataba de agendas con nombres y direcciones en Santiago del Estero, provincia a donde viajaron de inmediato los efectivos de la mencionada División.
Operativo “La Banda”
Orden judicial federal mediante, los investigadores misioneros viajaron a La Banda, localidad cercana a Santiago del Estero. Los uniformados allanaron en dicha ciudad una whiskería denominada “Negro el 20”, asentada sobre la ruta provincial 51, donde rescataron a cuatro mujeres mayores de edad oriundas de Santa Fe, quienes también eran retenidas contra su voluntad y explotadas sexualmente.
En ese local nocturno fueron detenidos dos sujetos , de 47 y 60 años, y se incautó dinero, preservativos, documentaciones, un revólver calibre 32 largo, entre otros elementos.
El segundo allanamiento se concretó en un local lindante donde se procedió a la detención de otro individuo mayor de edad, incautándose una computadora, preservativos, chips de teléfonos celulares, cámaras fotográficas, proyectiles de diferentes calibres, dinero, ocho armas de fuego de diferentes calibres y un automóvil Peugeot 207.
Asimismo, se allanó un hospedaje transitorio ubicado sobre la ruta nacional 34, entre los kilómetros 719 y 721, propiedad del dueño de la citada whiskería, donde se incautó un revólver calibre 38 largo y documentaciones, procediéndose además a la detención de una mujer de 64 años.
Finalmente, se allanó un inmueble situado en calle 2 del Barrio San Fernando de esa misma ciudad, donde se procedió a la detención de otra mujer mayor de edad, se incautaron dos armas de fuego, revólveres calibre 38, 32 y varias documentaciones.
Además, los efectivos de la Policía de Misiones concretaron un hallazgo quizás sin precedentes: ubicaron en La
Banda un “laboratorio” en el que las mujeres secuestradas por la organización delictiva eran sometidas a exámenes bioquímicos y médicos, con la finalidad de establecer si tenían enfermedades. En ese siniestro predio fueron halladas fichas de las “pacientes” con su “historial médico”.
El epílogo
Casi cinco años después de desarticulada la red de trata, fueron condenados sus integrantes y el predio del burdel “Negro el 20” fue decomisado. En abril del año pasado salió a subasta el inmueble, para resarcir económicamente a la víctima misionera cuya valentía permitió desbaratar un entramado mafioso que durante treinta años contó con padrinazgo político y policial.