Hoy más que nunca, el ser humano necesita valorar uno de los recursos naturales indispensables para su existencia como es el agua proveniente de los ríos. En estas valiosas reservas de agua dulce existentes en todo el planeta, se esconde una gran riqueza que debe ser protegida.
Lamentablemente, la realidad es otra, ya que siguen siendo objeto de la mano implacable del hombre, que producto de su ignorancia los ha saturado con desechos tóxicos y basura, lo que ha provocado un grave desequilibrio ecológico; y al mismo tiempo ha frenado su discurrir de forma a veces exagerada para extraer energía eléctrica de la fuerza de sus aguas, a través de megarrepresas.
Por eso es vital que tanto gobiernos como organizaciones y la comunidad en general trabajen de manera mancomunada para no dejar morir estos espacios que, a la larga, ayudan al bienestar de la humanidad porque son una de las principales fuentes de alimentos y trabajo.
Este es el sentido de que cada 14 de marzo desde hace 25 años se conmemore el Día Internacional de Acción por los Ríos, una efeméride surgida de un acuerdo entre representantes de 20 países que en 1997 protagonizaron un encuentro en Curitiba (Brasil) para buscar solución a la problemática causada por las represas en toda la región.
Esta fecha, por lo tanto, es una buena “excusa” para seguir reflexionando sobre los daños de los que en las últimas décadas han sido víctimas los ríos en todo el mundo, a causa de la contaminación a gran escala, con la consiguiente destrucción de grandes ecosistemas y la pérdida irreparable de la flora y fauna. Y para poner manos a la obra en el rescate, cuidado y protección de todos los cursos de agua: un bien, como lamentable y dramáticamente sabemos muy bien en Misiones, cada vez más escaso en el planeta.