Lucía Velázquez compartió en redes sociales su frustración cuando no recibieron su examen final por terminarlo 30 minutos tarde. Al ser una persona con discapacidad visual, es ciega, se encontró con una evaluación no adaptaba. Desde la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNaM tomaron cartas en el asunto para generar una mediación y posibilitar un examen inclusivo.
“Me quedan dos idiomas por rendir para finalizar la cursada y finalizar la tesis”, contó Lucía a PRIMERA EDICIÓN. Sobre este examen final, explicó que “al rendir como alumna libre, los docentes no me conocían y pasó esto”. Asimismo, aclaró que “se comunicaron desde la Facultad y me ofrecieron la posibilidad de tener una mesa especial los primeros días de marzo o presentarme en la próxima mesa oficial. Esta vez tendrán los ajustes necesarios para un examen para personas con discapacidad visual o ciega, como es mi caso”.
Al momento de cursar materias, recordó que “la barrera más grande en la Facultad para las personas ciegas o con discapacidad visual está en la parte de digitalización de materiales bibliográficos, los textos de cátedras. Siempre es bueno que esté en word o en un PDF accesible, con texto y no sólo con imágenes”.
Respecto a los exámenes, indicó que, tal como sucedió esta vez, “a veces vienen con consignas visuales, como aparecen en libros, unir con flechas, encontrar alguna línea marcada en negrita y el lector de pantalla no lo verbaliza”.
Velázquez remarcó que “no es lo mismo leer con una computadora con lector de pantalla, con Braille, que leer como una persona que ve. Siempre nos lleva un poco más de tiempo, al tener que configurar la computadora, con velocidad adecuada, el idioma para que lea como se pronuncia; así que no es algo fácil”.
Sin embargo, destacó que “en prepandemia, siempre hubo una parte de adaptación, tanto mía o de los docentes. Al encontrar algo que no podría hacer por mi condición de persona ciega, tratábamos de buscar alguna forma de realizar la tarea”.
Luego de lo sucedido con su examen final en virtualidad, compartió que “me gustaría que no pase con otras personas con discapacidad, porque al querer entrar a la universidad nos encontramos con sorpresas como esta. Por eso es importante tener en claro la accesibilidad y cuáles son los ajustes razonables para una inclusión real”.
Como estudiante de la Universidad Nacional de Misiones, aseguró además que “tampoco nos molesta que los profesores se acerquen a los alumnos con discapacidad para preguntarnos cómo ayudarnos”.
Generar nuevas herramientas
Desde la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNaM, la decana Gisela Spasiuk explicó a este Diario sobre lo sucedido con Lucía que “en este caso en particular, al rendir libre, fue un examen a través de la plataforma Moodle, lo que faltó fue el paso de la mediación, que debe solicitarse. Por tanto, las profesoras del área de Idiomas no estaban al tanto de la situación. Ahora ya se comunicaron con ella y para rendir el examen con los cambios”.
Respondió que “lamento lo sucedido, pero se atienden a los estudiantes ante cualquier requerimiento y esto se podría haber evitado con una alerta para una mediación de los estudiantes”.
Para notificar sobre una mediación por discapacidad, “presenté una nota para ver la posibilidad desde en el área de Sistemas que pueda consignarse en el sistema SIU para tener un alerta al momento de inscribirse al examen, porque es algo que hoy no está”.
En cuanto a la inclusión de alumnos, Spasiuk señaló que “hemos tenido casos como los de Lucía, con adaptaciones visuales, pero también hubo mediaciones auditivas. La mayor cantidad de situaciones se relacionan con cuestiones de infraestructura, más que pedagógicas, con alumnos con dificultades para trasladarse. Para subir a las aulas, se necesita una adaptación física, pero la Facultad sólo tiene los ascensores, por una cuestión edilicia”.