La fuerte sequía desató otro drama para productores de subsistencia en la ciudad capital: oleros de los barrios del sur no pueden producir, escasea el ladrillo y sube el precio.
“Nuestras vertientes se secaron y nos quedamos sin el recurso agua, fundamental para desarrollar nuestra actividad; muchos de nosotros nos quedamos totalmente sin agua. Está feísimo el asunto porque eso disminuyó totalmente nuestra producción. Los intermediarios nos siguen tirando abajo, el que tiene está vendiendo para poder comer”, fue el panorama que brindó a PRIMERA EDICIÓN, Tomás García el dirigente olero, miembro del barrio El Porvenir II.
En ese contexto, los precios están totalmente desregulados y mientras que un intermediario compra la unidad a 8 pesos la revende en el mercado a razón de 16 pesos, por lo tanto un consumidor final estaría pagando 16 mil pesos por mil ladrillos.
García contó a este Diario la desesperante situación de estos pequeños emprendedores ya que ni siquiera tienen aportes de los organismos estatales.
“Ni la EBY nos acompaña, si bien nos ayudó a remover la tierra a principios del verano, porque pagar a una máquina también nos causa un costo excesivo, hasta eso terminó y nos está faltando nuevamente”, lamentó el olero.
El trabajador remarcó que la cooperativa que formaron entre sus vecinos oleros salió a solicitar el apoyo de los organismos estatales, pero remarcó que “el único apoyo se logró desde el área de trabajo social de la Corriente Combativa Clasista (CCC)”.
“Con esos pequeños recursos que se logran mediante las gestiones de la CCC algunos venimos paliando la situación”, fue su relato.
“Sin embargo, esto lo reciben algunos compañeros nada más, pero la verdad es que todos estamos pasando necesidades y somos muchos”.
Crítico
De acuerdo a lo que comentó Tomás García, sólo unos pocos oleros tienen las vertientes sin secar, gracias a las lluvias aisladas de la semana pasada; sin embargo el nuevo panorama de seca los deja en la absoluta incertidumbre.
Indicó García: “En más de una olería, que todavía tiene un poco de agua se están organizando con turnos para trabajar, pero la mayoría se queda sin posibilidades de producir”.
En la actividad de olería siempre se procuró el recurso agua con la construcción de tajamares, “y a esta altura ya están todos secos”.
También falta tierra
A la grave situación de la escasez de agua otro problema mucho mayor ya preocupa al sector: la necesidad de tierra.
Los oleros explicaron a este Diario que el recurso primordial para hacer ladrillos está escaseando y cada vez sale más caro la hora de máquina para buscar y remover la que queda.
“Los precios que nos pasaban los maquinistas se fueron para arriba, la suba de los combustibles impactó directo. Hasta hace un tiempo estábamos recibiendo el apoyo con maquinaria de Yacyretá para remover la tierra”, reiteró el hombre.
“Queremos hacer público que nos urge volver a tener ese apoyo por la crítica situación que atravesamos. Pedimos al menos que nos asistan con las máquinas para preparar el suelo y cuando lleguen las lluvias poder iniciar nuevamente la tarea”, solicitó.