En vísperas del Día de los Enamorados, bombardeados por ofertas comerciales y memes en las redes sociales, muchas personas se preguntan si el amor y el romance ya no existen. Es más, resulta casi caricaturesco y cursi el pensar en viejas imágenes de las citas, las conquistas, el matrimonio e incluso la monogamia.
“Me dijo que le gustaba en la cuarta cita (emoji con cara de confusión)”, resaltaba un tuit, a lo cual otra usuaria sentenciaba: “Chicos, se murió el amor”. Esto es un claro ejemplo de una sociedad en donde exponer los sentimientos, dejar clara una intención, incluso buscar una estabilidad en una relación, puede ser tomado como una debilidad.
En un mundo con desapego emocional, encuentros casuales y parejas abiertas, ¿el amor también sufrió un reboot, un reinicio? ENFOQUE buscó algunas posturas sobre este tema, desde una mirada social y también psicológica.
En el plano social
El difusor cultural y profesor de filosofía, Emilio Salvador, reflexionó acerca del cambio y la idea del amor y el romance en la actualidad.
Desde una mirada en una sociedad en constante cambio ¿la noción de amor y romance también ha cambiado?. Lo único permanente es el cambio decía Heráclito… Creo que debemos deconstruir el concepto de amor y separarlo de la mirada meramente de pareja (el amor es demasiado amplio como sentimiento como para agotarlo en una de sus tantas expresiones).
Las formas de entender el romance han cambiado porque, desde la herencia de Romeo y Julieta y ese “morir por el amor del otro”, asistimos a vínculos que se establecen más rápido, con menos secretismo y por lo tanto con menos seducción y hasta diversión.
Hoy un gesto romántico puede ser tan valorado como catalogado de vintage, hay que conocer al destinatario para saber que visión de romance tiene y construir desde ahí un “romance”, que ya no es colectivo en lo social, sino particular de cada pareja. Con respecto al amor, mucho sobre él puede decirse de manera diferente, pero sigue siendo el motor de nuestras acciones más loables como especie.
Con una sociedad de la inmediatez y el ahora ¿la mirada sobre la estabilidad y la monogamia es la misma que hace unos años?.
El ser humano es un ser deseante por naturaleza y como tal quiere la estabilidad una vez que concreta lo que persigue. La realidad es que desea eso pero en el día a día vive en la inestabilidad: laboral, política, amorosa, emocional… Es todo un trabajo construir la estabilidad, se puede lograr, pero mirando siempre de reojo a la posibilidad de la crisis.
Hace décadas atrás quizás no se expresaba tanto la posibilidad de que todo pueda cambiar, porque se buscaba pasar el mensaje de que la estabilidad era “lo bueno” y desde esa articulación con lo moral es que se persistía en ella y hoy creo que hay menos ligaduras con ese nexo.
En cuanto a la monogamia, se han roto muchos tabúes y aquí nuevamente la moral aparece con su criterio de bueno y malo para presentarla como un acto virtuoso. Pienso que al no ser natural en los seres humanos, se la ha desnudado más como un pacto que como una virtud. Las relaciones diferentes a la monogamia han salido a la luz, no es que antes no existían, sólo que estaban más reprimidas socialmente. Sin embargo creo que como todo pacto una vez que se lo asume, es responsable y prudente respetarlo.
El amor y los vínculos fueron temas importantes por pensadores filosóficos, pero ¿aún queda mucho por analizar en estos conceptos?
El amor, los vínculos, son temas que varían al ritmo en que las sociedades cambian, así que funcionan como motores de reflexión, de debates, de cambios de paradigmas. Mientras existan dos seres humanos en la tierra, siempre estarán en la agenda del pensamiento, porque allí se generan preguntas.
A pesar de la tendencia a replantear los paradigmas sociales… ¿aún persiste la idea de cumplir un mandato social del amor, casarse y tener familia?
Siempre encontraremos personas que los cultiven, por más que la pluralidad de puntos de vista aumenten. No es malo que eso suceda, lo malo era pensar que era la única posibilidad de desarrollar una vida plena. Hacer lo que nos hace sentir bien es loable, sentirnos incómodos con los mandatos también, porque sólo así se puede aspirar a crecer como individuo y grupo social.
“El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona”, decía Aristóteles. Amemos cuando queramos hacerlo, festejemos el día de los enamorados si despierta en nosotros lindos deseos, pero pensamos también en el negocio que significa para el capitalismo convertir el amor en una mercancía.
Reconstruir vínculos
La psicóloga especializada en parejas, Melania Juan, explicó que a pesar de la visión social de que las relaciones ya no buscan salvarse, las consultas no han bajado desde la pandemia. “La demanda no ha bajado la demanda”, aseguró y entre los pormenores del consultorio, compartió que en las parejas “se produce muchísimo el desencuentro en la relación, es el principal motivo de consulta.
Estas situaciones están relacionadas con “la falta de tiempo, querer recuperar lo perdido en la pandemia, empezar muchas actividades de forma individual pensando en uno. Hay poco tiempo compartido”, respondió.
En vísperas de una nueva normalidad, detalló que “la pérdida de la comunicación es la que afecta a las parejas. El objetivo es uno, pienso sólo en mí y de alguna forma se va alejando del vínculo”. Como respuesta a esto, desde la psicología, “la propuesta es recuperar espacios de tiempo en pareja, que no sea una demanda, una carga para el otro”.
Para sostener un vínculo en la pareja, la psicóloga precisó que “se necesita una retroalimentación entre esas personas, que sea una conversación sincera, compartir valores, sueños, proyectos y actividades. El diálogo en pareja habla de la honestidad que hay. Al ser algo consensuado y no impuesto, implica una mayor efectividad.
Los problemas empiezan cuando de forma individual, “van realizando acciones que no se hablan, no son acordadas y se rompe el diálogo. Así se generan peleas, enojos, y es algo que repercute en la sexualidad”.
A pesar de estar casi cancelado el concepto de monogamia y fidelidad, relató que “hay parejas que son muy tradicionales, tanto heterosexuales como homosexuales. Tienen la ilusión de la propuesta de matrimonio, buscan una planificación de hijos, una conformación familiar”.
Melania Juan reconoció que también “tenemos otro tipo de relaciones, totalmente abiertas, sin compromisos, esporádicos y consensuados. Incluso hablan dentro de una relación tener otro tipo de relación”.
Actualmente, “todo el mundo habla del poliamor y muchas parejas lo sostienen, cuando hay diálogo y un acuerdo”. En este sentido, aclaró que “ellos se aman, se eligen, pero hay otras elecciones en el medio”.
Los problemas en los vínculos comienzan cuando “la confianza se pierde, empiezan las mentiras y ocultar cosas, es ahí donde se rompe el código de la pareja”.
En cuanto a cambios, recordó que en la pandemia “nos pasaron muchas cosas a nivel personal, porque nadie la vivió de la misma manera. Posterior a esto, construirse nuevamente es algo totalmente subjetivo. Hay personas que deciden hacer cosas que nunca pensaron. Las rutinas y las actividades cambiaron mucho. También hubo situaciones de duelo, estrés postraumático, todo esto tuvo consecuencias a nivel salud mental”.
Por: Gabriel Fernández