“Las instituciones de enseñanza tienen la autoridad para ejercer su autonomía universitaria y pueden legítimamente exigir un comprobante de vacunación”, concluyó el juez del Supremo Tribunal Federal (STF) Ricardo Lewandowski, según publicó el portal de noticias local G1.
La decisión judicial es la respuesta a un recurso presentado por el Partido Socialista Brasileño luego que el ministro de Educación y pastor evangélico, Milton Ribeiro, publicara su resolución ayer y desatara una nueva batalla judicial y política por la gestión federal de la pandemia, que ya dejó más de 22 millones de contagios y unos 620.000 muertos, la segunda cifra más alta del mundo después de Estados Unidos.
Ayer, Ribeiro había resuelto que “las instituciones federales de enseñanza no pueden establecer la exigencia de vacunación contra la COVID-19 como condicionante para el regreso a las actividades educativas presenciales”, según fue publicado en el Diario Oficial brasileño.
Según argumentó el ministro de Bolsonaro, convertir al pase sanitario en una condición para volver a las aulas hubiera sido una forma de forzar la vacunación entre los alumnos, docentes y personal educativo. Para Ribeiro, la obligatoriedad de la inmunización solo puede ser impuesta por una ley.
Sin embargo, el juez de la corte suprema Lewandowski entendió que la resolución del Ministerio de Educación iba “en contra de la evidencia científica y las estrategías de salud, y desestimulaba la vacunación”.
“El Supremo Tribunal Federal ha actuado, a lo largo de su historia, a favor de la plena ejecución de los derechos a la salud, educación y la autonomía universitaria. No es posible comprometer ni un milímetro en la defensa de estos preceptos fundamentales, so pena de incurrir en un revés civilizatorio inaceptable”, agregó el magistrado en su decisión.
Esta no es la única batalla que el gobierno de Bolsonaro ha liderado contra la expansión de la vacunación, como herramienta central para frenar el avance de la pandemia.
El Gobierno brasileño rechazó la vacunación de menores de edad entre 5 y 11 años que había permitido el ente regulador sanitario, Anvisa, y solo tuvo que aceptarlo cuando la Justicia lo obligó.
En ese sentido, ni el propio presidente Bolsonaro está vacunado y continúa haciendo alarde de la falta de urgencia para inmunizarse.
A diferencia de lo que sucedió durante la mayor parte de estos dos años de pandemia, Brasil no está en el centro del brote regional y mundial actual.
Aunque en las últimas semanas comenzó a registrar una tendencia en alta, los casos y muertes aún son bajas para sus curvas nacionales. Ayer registró más de 12.000 contagios y 154 nuevas muertes.
Fuente: Agencia de Noticias Télam