El desempleo reflejó una baja al 8,2% en el tercer trimestre del año, según datos del INDEC. Sin embargo, la calidad del mundo laboral argentino empeoró tras lo peor de la pandemia, mientras -que los ingresos vuelven a sufrir el ajuste.
Durante el mismo período del año pasado, impactado por la cuarentena oficial que empujó una fuerte crisis económica, la desocupación había sido de 11,7%, con una muy baja tasa de actividad (42,3%), hecho que ayudó a minimizar el impacto en la cantidad real de desempleados (eran nominados como inactivos) en el mercado del trabajo. Durante el segundo trimestre del año, el desempleo fue de 9,6%, según publicó el instituto que conduce Marco Lavagna.
El organismo estadístico informó que la tasa de actividad fue de 46,7%, mientras que la de empleo llegó a 42,9%. El subempleo (un indicador de la precarización) baja, pero se mantiene aún en niveles altos (12,2%).
Según los números proyectados a todo el país, hay 2.246.891 de desempleados, 493.026 menos que un año atrás. En tanto, la cantidad de ocupados -tasa de empleo- mostró 2.668.600 nuevos ocupados. Si se tomara sólo a la población urbana (lo que mide el INDEC), el alza de los ocupados llega a 1,8 millones. “De este total, un millón fue aumento de empleo asalariado no registrado, en negro, y 500.000 fue aumento de cuentapropismo. O sea más del 80% del aumento de los ocupados fueron informales”, estimó el experto en el mercado laboral de Idesa, Jorge Colina.
“Lo otro es que cambio el perfil de la precarización. Antes pandemia eran 4,2 millones de empleados en negro y 4,7 millones cuentapropistas (un total 9,2 informales)”, explicó Colina. “Ahora son 4,2 millones empleados negro y 5 millones cuentapropistas (total 9,2 millones). O sea, hay menos empleo asalariado hasta en negro”, señaló.
Lo que anticipaba el SIPA
Pese a la recuperación de la actividad, -según el equipo económico llegará casi al 10% (lo mismo que cayó en 2020)- el empleo mostró señales de recuperación. Sin embargo, el trabajo de calidad se mantiene por debajo aún de 2019, período caracterizado como el oficialismo como “tierra arrasada”.
Según los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), en septiembre de este año había 5.918.000 asalariados privados registrados, unos 137.100 más que el año pasado. Sin embargo, a fines de septiembre de 2019 se registraban 6.041.900 asalariados registrados.
“Estamos experimentando una muy fuerte recuperación del empleo, que en el tercer trimestre estuvo plenamente explicada por su crecimiento en el sector privado. Se crearon 422.000 puestos de trabajo en el trimestre. Es consistente con lo vibrante que están resultando la recuperación de la producción y de la inversión”, indicó Martín Guzmán apenas se conoció el dato del INDEC.
Según el Ministerio de Economía, la tasa de desempleo es más baja que antes de la crisis del COVID-19 y también está debajo de los promedios de 2019 (9,8%); 2018 (9,2%) y 2017 (8,4%).
Según el mismo SIPA, procesado por el Ministerio de Trabajo, en los últimos doce meses creció la cantidad de monotributistas (hay casi 100.000 más), mientras que cayó la cantidad de autónomos (16.000 menos). El número de trabajadores públicos creció de 3,2 millones en septiembre de 2020 a 3,3 millones ese mismo mes de este año.
El ajuste, suelen decir los expertos en el mercado laboral, fue más por precio que por cantidad. De hecho, habrá más datos oficiales el jueves para explicar el impacto que tuvo la elevada inflación en los ingresos de los ocupados. Entonces se conocerá la evolución de la distribución del ingreso (EPH), la contracara del informe que se difundió ayer.
Sin embargo, el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA se adelantó en las últimas semanas a explicar este efecto. Según una encuesta propia, en 2021, el 28,2% de la población ocupada de 18 años y más, no lograba que el trabajo lo sacara del flagelo de vivir bajo la línea de pobreza. Se trata del nivel más elevado en la última década. En 2010, en cambio, era de 17,6%, lo que implica que en once años esa situación mostró un alza de más de diez puntos.
Según el análisis pormenorizado realizado por la casa de estudios, entre 2019 y 2021, el poder adquisitivo de los ingresos laborales del total de los ocupados disminuyó 7,4%. “Las particularidades del proceso de crisis sanitaria y el cambio de composición del empleo llevaron a que, entre 2019 y 2021, los ingresos laborales mensuales de los ocupados del sector micro-informal casi no hayan tenido variación en su capacidad de compra (+1,8%), mientras que el de los trabajadores del sector privado formal disminuyó 7,7% y la de los del sector público 12,3%”, estimó el documento coordinado por Salvia.
El Gobierno dilató para la semana que viene una definición sobre la continuidad o no del decreto que prohíbe los despidos y que establece (con tope) la doble indemnización. Ambas duran hasta fin de diciembre.
Crisis y jóvenes
Con una economía estancada desde hace una década y en medio de una pandemia, tal vez nos sorprenda que el pesimismo le gane al optimismo en la Argentina. Sin embargo, esta tendencia negativa se ve acentuada entre los jóvenes, según recoge un relevamiento de la consultora Management & Fit.
Respecto a la cuestión económica personal, el 63% de los encuestados respondió que es “peor” o “mucho peor” que hace un año. Sin embargo, trepa hasta el 67% si solo se tiene en cuenta a las personas de entre 16 y 34 años. A contramano, solo el 16% de los jóvenes dicen estar en una situación “mejor” o “mucho mejor”, y en el total ese porcentaje llega al 21%.
Según la encuesta, el endeudamiento es uno de los factores centrales de esas malas condiciones económicas. No son los más jóvenes los más afectados, ya que muchos de ellos aún no tienen independencia económica, sino los grupos siguientes. De esta forma, el 39% de los que tienen entre 25 y 34 años contestó que tiene deudas a su nombre. Entre los de 35 a 44, el porcentaje trepa a la mitad. El total general se ubica por debajo, en el 33%.
Cuando se consultan las causas de ese endeudamiento, entre los jóvenes crecen gastos corrientes, como pago de impuestos o servicios. En cambio, los adultos contestaron en mayor medida que los créditos son para el mantenimiento o la construcción del hogar.
Finalmente, el desempleo también es un flagelo que ataca más a las nuevas generaciones. Según esta encuesta, el 17% de la población general está desocupada. Pero entre los jóvenes de 16 a 34 años el porcentaje asciende al 20%