La reapertura de los pasos fronterizos en Posadas, Puerto Iguazú y Bernardo de Irigoyen potenciaron el contrabando hormiga de productos, principalmente combustible, vinos y carne, desde Misiones hacia Paraguay y Brasil.
El bajo valor del peso argentino, comparado con el guaraní paraguayo y el real brasileño, representan condiciones favorables para que cada vez más personas se vuelquen a este negocio ilícito que, para muchas familias principalmente de las ciudades limítrofes, se ha vuelto una forma permanente de ganarse la vida.
Hay riesgos y todos saben cuáles son, pero con el tiempo fueron encontrando los vericuetos legales y las trampas para minimizarlos.
En las últimas décadas hubo temporadas de “peso fuerte” como en los ‘90 cuando los argentinos se hicieron famosos en Brasil por el “dame dos o dame tres”; o cuando las caravanas de vehículos arrasaban con la “zona baja” de Encarnación y la electrónica de Ciudad del Este. Y también temporadas de “tu plata no vale nada”, donde los paraguayos y brasileños encontraban conveniente venir a comprar y pasear por las ciudades misioneras.
Desde la reapertura de las fronteras, las expectativas del comercio en Encarnación se fueron diluyendo y no se dio el aluvión de compradores como se pensaba, un poco por la pandemia y el temor que persiste, y otro tanto porque los precios no son lo que muchos esperaban, debido a la devaluación de la moneda argentina.
En este último tiempo se está dando a la inversa de lo que muchos pensaban: hay cada vez más paraguayos y brasileños consumiendo, paseando y comprando combustible en Misiones. Al mismo tiempo que cada vez hay más negocios clandestinos de combustible, vinos, carne y otros productos hacia los dos países vecinos.
Irigoyen, a la vista de todos
Uno de los municipios que puede ser considerado una de las fronteras colador más significativas es Bernardo de Irigoyen, ya que la facilidad de los ciudadanos para cruzar el límite entre Argentina y Brasil caminando, ha facilitado la explosión de los negocios ilícitos.
Consultado por PRIMERA EDICIÓN acerca de la situación fronteriza, el intendente de dicha localidad, Guillermo Fernández, explicó que “estamos preocupados porque hay algunas situaciones que representan riesgo para los ciudadanos, queremos que cada parte cumpla con las normas que corresponden para evitar consecuencias”.
En esta línea, apuntó que “no estamos en contra de que la gente trabaje, pero se debe realizar en forma lícita y sin riesgos para la salud. Por eso, el Concejo Deliberante sacó una comunicación instando a trabajar en conjunto con los municipios de Brasil y las fuerzas de seguridad de Argentina”.
La comunicación a la que se refiere el jefe comunal, es un pedido de los concejales donde solicitaron que se cumplan las normas vigentes de las estaciones de servicio.
“La nafta se debe vender en un bidón sellado, cuando se necesite llevar para abastecer a una máquina que está trabajando en la chacra, pero no se pueden cargar bidones dentro de un auto porque es un peligro”, advirtió el intendente Fernández.
Aclaró, por último, que no hay faltante de combustible a raíz de las ventas a brasileños: “Cruzan más a pie que en auto porque el que viene en auto demora mucho, debe hacer el trámite de Migraciones y los controles de Salud, entonces no se produce escasez de nafta todavía”.
El movimiento
Sobre la avenida que divide Bernardo de Irigoyen (Argentina) y Dionísio Cerqueira (Brasil), en el barrio Marco Grande, hay puestos de venta instalados en carpas y sillones, en la plazoleta bajo los árboles.
La gente pasa el día esperando que vengan los brasileños a comprar combustible en bidones y gas en garrafas. También cajas de vino argentino, que son muy codiciadas en Brasil y cuestan tres veces más en las playas turísticas.
En tanto, del otro lado traen materiales de construcción, muebles y artículos para el hogar, entre otras cosas.
El contrabando es “a plena luz del día y enfrente de todos”. Nadie toma las riendas del tema, a pesar que hay oficinas de Gendarmería y Aduana en el lugar.
Iguazú a todo vapor
Vecinos de Ciudad del Este (Paraguay) y Foz de Iguazú (Brasil) vienen a diario a llenar el tanque de combustible en Puerto Iguazú. También hay automovilistas argentinos que se dedican a llevar combustible hacia los países vecinos. La nafta vale la mitad de precio por litro en Argentina.
Bidones de cinco litros y tachos de aceitunas (que también se exportan a Brasil) son otros recipientes que se utilizan para cruzar el líquido al otro lado.
En los últimos días, las fuerzas de seguridad de la frontera, tanto en Iguazú como en Posadas, han detectado vehículos con bidones escondidos intentando cruzar la frontera.
Además del delito de contrabando, esta situación representa un enorme riesgo para la vida de las personas.
En los barrios aparecen cada vez más carteles de venta de combustible, en viviendas particulares que funcionan como delivery. Hay motociclistas que guían a los compradores extranjeros hasta esos domicilios para abastecerse.
De esta manera, también los compradores ganan tiempo, ya que hay filas exclusivas para argentinos y otras para los extranjeros.
El litro de combustible vale 190 pesos en Paraguay y 210 pesos en Brasil, mientras que en la Argentina ronda los 100 pesos.
En la ciudad de las Cataratas los principales compradores son brasileños, aunque también hay paraguayos. Un cálculo rápido permite deducir que cada tanque lleno de combustible deja una ganancia equivalente a los 2.000 pesos a los revendedores argentinos.
“La carga siempre es a tanque lleno”, informó uno de los motociclistas que hace de guía a los compradores extranjeros.
Los extranjeros tienen un cupo de 15 litros por día y ese es otro motivo que los alienta a llenar el tanque en los revendedores clandestinos.
Lamento paraguayo
Los periódicos paraguayos reflejan en forma cotidiana la voz de productores e industriales quejándose por la caída de las ventas y las pérdidas que se acentúan ante la imparable estructura que opera en las fronteras. Lo que no dicen con claridad es que son sus propios “compatriotas” los que llevan adelante este accionar, en su mayoría. Pero, no se puede negar, hay también argentinos que viven de las ventajas de la frontera porosa.
“El contrabando de todo tipo de productos, especialmente desde la Argentina, se mantiene en auge” remarcaron. Las estimaciones de pérdidas que vienen sufriendo y arrastran tanto productores como industriales del país van aumentando en miles de millones de guaraníes.
Los rubros, como frutihortícola, de azúcar, calzados, confecciones y domisanitarios, observan a diario cómo se comercializan libremente en mercados y en las calles productos de contrabando. Incluso en las redes sociales hay ofertas y promociones de productos llevados desde Argentina para su venta en Itapúa, siempre con precios más bajos que los de fabricación local.
La carne es uno de los productos que más contrabando detectan. La Asociación de Faenadores de Ganado Vacuno de Ciudad del Este denunció que la venta de carne cayó al mínimo como consecuencia del ingreso ilícito. El contrabando de carne argentina causa G. 1.800 millones de pérdidas, expusieron.
Bernardo Martínez, titular de la asociación, denunció que los contrabandistas ingresan reses desde la Argentina a través del río Paraná y los comercializan como carne paraguaya, golpeando la economía de los faenadores locales. Detalló que de faenar de 140 a 200 animales vacunos por día, ahora faenan 45 a 50.