Todo estaba listo. Restaban apenas minutos para el inicio del debate cuando el acusado, de 39 años, confesó que abusó sexualmente de sus tres hijas, cuando éstas tenían 10, 13 y 15 años.
Las pruebas en su contra eran muchas. Tantas que decidió firmar un juicio abreviado por la pena de 13 años de prisión efectiva por los delitos de “abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo y el aprovechamiento de la convivencia preexistente, dos hechos”, y “abuso sexual simple agravado por el vínculo y el aprovechamiento de la convivencia preexistente, todo en concurso real”.
La pena fue acordada entre el Ministerio Público Fiscal, a cargo de la letrada Estela Maryx Salguero de Alarcón, y la defensora oficial, Francisca Teresa Gómez De Roth, en los últimos días de noviembre de 2016, y homologada posteriormente por el Tribunal Penal 1 de Oberá.
Las fuentes consultadas manifestaron que no se pudo determinar en qué momento comenzaron los sometimientos, golpes y humillaciones, pero todos ocurrieron en la vivienda familiar de la localidad de Campo Viera a mediados del 2015, cada vez que la madre de las niñas salía rumbo al trabajo.
De la investigación surge que la primera de las víctimas fue la hija mayor. Cuando tenía 15 años, el ahora condenado la golpeó y violó en reiteradas oportunidades en una de las habitaciones de la casa.
Los resultados médicos constataron los abusos, que se mantuvieron en secreto durante largos meses, principalmente ante las amenazas del hombre de acabar con la vida de la pequeña si contaba lo que ocurría.
Lamentablemente, poco después el depravado fue contra su hija más pequeña, de apenas 10 años. Se constató que a ella también la golpeó y la obligaba a ingresar a uno de los dormitorios de la propiedad donde la sometía sexualmente. Lo hizo en más de una oportunidad. Y para que no diga nada, la amenazaba.
Al igual que a su hija adolescente, le manifestó que la golpearía mucho más si decía algo de lo ocurrido a alguna persona.
Pero el sujeto no se detuvo y finalmente, atacó también a la niña de 13 años. De acuerdo a la investigación, a la adolescente la manoseó y golpeó, pero no alcanzó a accederla carnalmente, según las pericias que constan en el expediente.
Un día, finalmente, las nenas no soportaron más los maltratos y abusos, rompieron el silencio y pidieron ayuda a su madre. La mujer, indignada al conocer lo que ocurría en su propia casa ante su ausencia, quedó horrorizada. No dudó y denunció al depravado en comisaría de Campo Viera.
Los efectivos montaron un operativo de proporciones y lograron detener al sospechoso antes de que escapara. Tras el proceso y a punto de ir al banquillo, finalmente se hizo cargo de lo que había hecho.
