Ayer, declararon vecinos, exdetenidos que estuvieron en la celda contigua, otros dos de los 13 policías imputados y se leyó la declaración de un remisero.
Uno de los vecinos indicó que escuchó gritos cerca del lugar donde detuvieron a Wasyluk, pero no pudo afirmar que hubiera sido él el que gritaba.
El otro vecino dijo que lo vio a Hugo caminar por la ruta en la zona de Villa Bonita, pero no cuando lo detenían. Si afirmó haber visto un móvil policial.
Quienes habían estado detenidos en la seccional Primera, dijeron acordarse poco de lo ocurrido. Uno escuchó gritos, pero no sabía si era del calabozo de al lado o de la gente que pasaba por la vereda. Nunca lo vieron fuera de la celda 2.
El efectivo que estaba en la guardia de turno recordó que se negó a recibir al detenido porque debía haber sido alojado en la seccional Segunda, pero tuvo que cumplir órdenes de su superior. Afirmó haberlo visto con un golpe en el cuello y marcas en los brazos. Dijo que habló con él. Le pidió cigarrillos, agua y una frazada. “Nunca se quejó” remarcó.
En tanto el remisero, no fue hallado para que declare en el debate. Por lo tanto las partes aceptaron que se leyera la declaración que hizo en la etapa instructoria de la causa. El hombre dijo que Ana Wasyluk le pidió un viaje. Cuando llegó a la casa vio a Hugo exaltado y con un cuchillo en la mano. Había discutido con su hermana.
El trabajador del volante llevó a la mujer a la farmacia de Villa Bonita y mientras la esperaba se acercó el sargento De Mattos, a quien le contó lo que pasaba con Hugo. Luego vio que subieron varios policías a la camioneta y salieron. Regresaron unos 20 minutos después pero no vio a Wasyluk en el móvil ni cuando lo bajaban. Dijo que se enteró que lo habían detenido porque la hermana se lo contó en el viaje de regreso.
Ya en la casa la mujer le mostró el desorden que había provocado. Ella le manifestó que Hugo se quería matar. Le dijo que había una remera atada por una reja con forma de soga, aunque él no quiso ir a verlo.