Desde 1955, todo el planeta conmemora cada 17 de noviembre el Día Internacional de la Construcción, una fecha que se remonta a una majestuosa obra vial de navegación, el Canal de Suez, y que -se entiende- simboliza la “unión universal”, ya que en el proyecto participaron -desde el estudio hasta su ejecución- personas de numerosos países.
Fue en esa fecha, 17 de noviembre, pero en 1869, cuando se concretó esta obra que permitió la unión entre dos continentes: Asia y África, dejando a la región del Sinaí transformada en una península.
Es una vía artificial de navegación que une el mar Mediterráneo con el mar Rojo y que permite un tránsito marítimo directo entre Europa y Asia, eliminando la necesidad de rodear toda África como venía siendo habitual hasta entonces.
El Canal de Suez cuenta con 163 kilómetros de largo por 300 metros de ancho. Se inicia en el Mar Mediterráneo, desde el Punto Said hacia Ismailia en Egipto, y termina en el Golfo de Suez.
El impacto sobre el comercio fue trascendente, porque permitió el traslado de mercancías, productos, materiales y pasajeros alrededor del mundo en un tiempo récord.
Además, esta obra sigue siendo un símbolo de las posibilidades de la industria de la construcción y de la capacidad y el esfuerzo de los trabajadores puestas al servicio de la humanidad.