Mediante la Resolución 44/236, en 1989 la Asamblea General de la ONU decidió designar el 13 de octubre como “Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres” con el propósito de concienciar a los gobiernos y a la opinión pública para que tomen medidas encaminadas a minimizar los riesgos.
En 2016, la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR, anteriormente UNISDR) lanzó la nueva campaña “Sendai siete” centrada en los siete objetivos para crear un nuevo grado de sensibilización en torno a las acciones que tienen que emprender todos los actores implicados, incluidos los gobiernos nacionales y locales, los grupos comunitarios, las organizaciones de la sociedad civil, el sector privado, las organizaciones internacionales y la ONU.
Las siete metas mundiales
a) Reducir considerablemente la mortalidad mundial causada por desastres para 2030, y lograr reducir la tasa de mortalidad mundial causada por desastres por cada 100.000 personas en el decenio 2020-2030 respecto del período 2005-2015.
b) Reducir considerablemente el número de personas afectadas a nivel mundial para 2030, y lograr reducir el promedio mundial por cada 100.000 personas en el decenio 2020-2030 respecto del período 2005-2015.
c) Reducir las pérdidas económicas causadas directamente por los desastres en relación con el producto interno bruto (PIB) mundial para 2030.
d) Reducir considerablemente los daños causados por los desastres en las infraestructuras vitales y la interrupción de los servicios básicos, como las instalaciones de salud y educativas, incluso desarrollando su resiliencia para 2030.
e) Incrementar considerablemente el número de países que cuentan con estrategias de reducción del riesgo de desastres a nivel nacional y local para 2020;
f) Mejorar considerablemente la cooperación internacional para los países en desarrollo mediante un apoyo adecuado y sostenible que complemente las medidas adoptadas a nivel nacional para la aplicación del presente Marco para 2030.
g) Incrementar considerablemente la disponibilidad de los sistemas de alerta temprana sobre amenazas múltiples y de la información y las evaluaciones sobre el riesgo de desastres transmitidas a las personas, y el acceso a ellos, para 2030.
Qué podemos hacer nosotros
A nivel doméstico, no hay mucho más que hacer que protegernos a nosotros y a los nuestros. Aquí cuatro claves para reducir los riesgos ante desastres naturales, puntualmente meteorológicos, que es a los que normalmente pueden estar expuestos los misioneros:
Ante tormentas eléctricas
La fulminación por rayos es causa de muerte en el mundo
*Protéjase siempre debajo de un techo o dentro de un vehículo
*No realice actividades al aire libre
*Cierre puertas y ventanas
*No tome contacto con elementos metálicos y cables que tengan comunicación con el exterior de su vivienda
*Desenchufe los electrodomésticos.
Cuando hay lluvias intensas
*Permanezca en su casa o en un lugar seguro
*No intente cruzar calles o avenidas: la topografía misionera permite que se produzcan fuertes correntadas de agua
*Evite conducir
*No arroje basura a la calle: obstruye las alcantarillas y desagües pluviales
*No realice actividades en ríos o arroyos y no permita que sus hijos lo hagan.
Tornados y vientos fuertes
Los vientos intensos provocan voladura de techos, caída de árboles y destruyen viviendas.
*Resguárdese en un lugar seguro como sótanos y edificaciones de hormigón
*No se resguarde en vehículos o lugares altos
*Procure fortalecer su vivienda y prevea simulacros.
Ante inundaciones
*Si puede, escape del lugar. Si no, suba a techos o árboles resistentes
*Trate de alejarse de postes del tendido eléctrico y de objetos que puedan ser arrastrados por el agua
*No se resguarde en vehículos y pida ayuda
*Si vive en un área propensa a inundaciones, procure reubicarse.