Días atrás en el mundo donde los nuevos paradigmas se establecen en buena medida por lo que sucede en las redes sociales, fue tendencia justamente la caída de WhatsApp, uno de los servicios de mensajería más utilizados en todo el planeta.
Fueron ocho horas consecutivas de drama y reclamos en los que buena parte de la población global se dedicó a ejercer un reclamo por un servicio digital.
Horas después y con el sistema reestablecido se hizo el control de daños y las consecuencias de la caída se siguen midiendo y cuantificando aún hoy.
“Banco de Bosques”, una ONG que se dedica al cuidado de los bosques, hizo una curiosa y valiosa medición en paralelo.
Durante las ocho horas en las que WhatsApp no funcionó, casi todos pudimos continuar con nuestras vidas de la misma manera, pero hubo un detalle en el que casi nadie reparó: las topadoras de bosques no frenaron y siguieron activas.
Durante esas horas, dice la ONG, en Argentina se talaron 160 hectáreas de bosques. Por este motivo, la organización pide que más gente se sume a colaborar con la salvación de estos espacios verdes dado que brindan múltiples servicios ecosistémicos, desde alimentos, agua y madera, hasta la regulación del clima y el control de la erosión, entre otros aspectos.
El retroceso de nuestros bosques nativos en los últimos años es evidente y dicen “para revertir la situación, lo primero que hay que hacer es reconocerla”.
Por eso los llamados de atención como los que lanzó recientemente “Banco de Bosques” en contraste con el “drama” por la caída de WhatsApp son realmente importantes.
Más aun sabiendo que incluso para el Estado nacional el cuidado de los bosques nativos no está entre las primeras prioridades. De hecho, vale recordarlo: en su último proyecto de Presupuesto, el Gobierno nacional le asigna apenas el 3% de lo que le correspondería a la Ley de Bosques.
Si bien el monto en pesos es el mismo que se asignó en el 2021, el porcentaje disminuye en comparación al presupuesto anterior y se trata del más bajo desde el año 2009.