Las empresas del Grupo Z, que reciben cientos de millones de pesos en subsidios de parte de la Nación, la Comuna y la Provincia, volvieron a demorarse en el pago de los sueldos, en este caso de septiembre, a sus trabajadores que realizaron una asamblea. En consecuencias, dejaron a la deriva a miles de usuarios del transporte público de pasajeros.
Este nuevo capítulo del “manoseo” a los ciudadanos ocurrió este jueves a primera hora. Los trabajadores enrolados en el gremio UTA (Unión Tranviarios Automotor) realizaron una asamblea entre las 4 y las 6.15 en reclamo del pago de los salarios del mes de septiembre. Era el día 7 y todavía no habían percibido el mes anterior.
A causa de esto, las “empresas Z” no prestaron servicio para el cual tienen concesionada el área metropolitana.
La única empresa que cumplió fue Bencivenga, del Grupo Río Uruguay, que tiene los sueldos al día, pero además es la única que ha venido invirtiendo para mejorar la calidad del servicio, con nuevas unidades y aire acondicionado en todos sus micros, sin esperar al fin de 2021 porque se vencen los contratos, como sí hizo el Grupo Z.
Como ha ocurrido en otras ocasiones, nadie del Gobierno tomó cartas en el asunto, para sancionar o intimar a las empresas a que cumplan con sus obligaciones, sobre todo si se considera que reciben cientos de millones de pesos anuales y no tienen control sobre la cantidad de boletos que venden.
Los únicos que pierden en toda esta maniobra son los usuarios. Principalmente estudiantes y trabajadores que perdieron un día de clases o de trabajo; o que en el mejor de los casos llegaron tarde a donde tenían que presentarse. También hubo madres con chicos que iban al hospital y otras personas que necesitaban llegar a horario para realizar trámites.
A nadie pareció importarle. Con la de hoy fueron reiteradas ocasiones donde ocurrió lo mismo. Queda claro que, cuando se trata de estas empresas, los funcionarios miran para otro lado.
Los trabajadores también terminan siendo víctimas de un manejo irresponsable. Si tuvieron que llegar a realizar una asamblea y paralizar el servicio para cobrar sus sueldos a las pocas horas, se sospecha que el dinero habría estado disponible pero no había voluntad de pagar en tiempo y forma. De repente, con la medida de fuerza, la plata apareció.
La UTA había advertido que, si para el mediodía no impactaba el pago en la cuenta bancaria de cada uno de los trabajadores, iba a comenzar una huelga por tiempo indeterminado. Con total razón.
Lo llamativo fue el silencio por parte de la renovación y el hecho de que siempre son las mismas empresas (las que integran el Grupo Z) las que tienen estos problemas. A pesar de que manejan el 90% de la concesión del servicio y reciben 90% más de subsidios que su única competencia.
La única comunicación oficial se conoció por parte de EUTA, a través de la cuenta de Twitter, donde informaron que los salarios tenían que estar depositados el miércoles pero las empresas se demoraron, esperando los pagos mensuales que debía realizarle la Provincia. Y luego aclaró que finalmente se hicieron los depósitos con dinero que estaba destinado originalmente hacia otras obligaciones. Con ello se demuestra que las empresas contaban con el dinero.
Además, para corroborar que el grupo efectivamente maneja sumas exorbitantes, se pueden mencionar las inversiones anunciadas recientemente en Buenos Aires, por la suma de $4.200 millones para comprar 169 colectivos cero kilómetro.
Queda claro que la prioridad no son los usuarios misioneros ni los trabajadores. La única prioridad que se observa, es incrementar las ganancias y realizar inversiones en otros lugares. Y simular el interés por la plaza que genera recursos.