Como “SHK4-Down” se registró en la red social Instagram y allí desplegó una vida veloz y suntuosa con predilección por las armas y los billetes, pero sobre todo por el brillo del oro. “EK” está a punto de cumplir 25 años y fue detenido por agentes de AFIP-Aduana y la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) el viernes al mediodía, tras dos años de buscarlo en Santo Tomé, Posadas y varios puntos de Paraguay, como sospechoso de organizar embarques de estupefacientes.
A los 19 años se transformó de estudiante de medicina en Santo Tomé a presunto dealer de drogas sintéticas en fiestas de disfraces, como la de “Halloween” en la localidad mencionada de Corrientes.
Según las fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, el posgrado narco lo completó en las tradicionales “universidades” de Medellín, Colombia y Sinaloa, México.
Con la misma intensidad que publicaba en Facebook sus millonarios ingresos de dinero, comenzó a ser perseguido tras la denuncia anónima en Santo Tomé que lo involucraba en la distribución de pastillas de éxtasis que pusieron al borde de la muerte a una joven en una de las fiestas en la que participó como organizador.
En Sinaloa fue parte de campañas solidarias con una hija de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Repartió dinero a los pobres y en sus posteos se mostró como “patrón”, pero que respondía al jefe detenido en los Estados Unidos, al narcocriminal mexicano más temible y millonario del planeta.
Se consideraba -“hasta físicamente”- un discípulo de Pablo Escobar. Su generosidad con sus seguidores virtuales en redes quedó evidenciada con sorteos mensuales de 1.500 dólares.
“Les cumplía, no les falló, utilizaba servicios de correos mundiales de dinero como Western Union para depositarle el premio a los afortunados de sus tómbolas virtuales”, resumió una fuentes de la investigación a este Diario.
Su afecto por el juego de azar lo lleva tatuado en cuatro falanges de su mano izquierda: sobresalen el corazón, diamante, trébol y pica, muy cerca de un Rolex bañado en oro de veinte mil dólares.
En 2019 conoció a una joven posadeña y los investigadores federales solicitaron una investigación más amplia a la Justicia Federal. Ya dejaron de buscarlo en ámbitos abiertos como las redes sociales y surgieron sus relaciones con el mundo narcocriminal de Pedro Juan Caballero en el norte paraguayo y fronterizo con Brasil.
Desde Posadas habría aceitado “negocios” con drogas sintéticas y precursores químicos, y en el norte del país vecino contactaba o entregaba los estupefacientes para los vuelos de avionetas directos a los centros de alto consumo brasileño o los argentinos.
Como lo adelantó ayer este Diario, pese al pedido de captura de INTERPOL por fugarse de su país donde cumplía condena de seis años de prisión por vender cocaína al menudeo, fue ardua la pesquisa porque “desaparecía” cada dos o tres semanas, sus redes sociales no se registraban movimientos y ocupaba siete identidades distintas para entrar o salir del país.
“Vendo la mejor hamburguesa”
“Si la AFIP me busca por mi negocio en Posadas, tengo sí cuatro empleados en negro, pero eso íbamos a arreglar, vendo las mejores hamburguesas de la ciudad, no sé por qué me detienen, mi único problema lo tengo porque vendí pocos gramos de cocaína en San Borja”, fue lo poco que se le oyó decir aún sentado en su butaca en el vuelo San Fernando-Posadas de Flybondy, cuando fue sorprendido por los efectivos de la PSA y Aduana con la orden de captura de la jueza federal María Verónica Skanata.
A su lado, su novia misionera de 19 años comenzó a llorar sorprendida por lo que sucedía. Fue identificada, contenida y siguió camino a su domicilio en la zona sur de Posadas.
Mañana “EK” será trasladado a indagatoria al Juzgado Federal de Posadas. Se adelantó que seguirá detenido hasta que finalicen sus trámites de extradición a Brasil.