Cada año con el reencuentro entre Deméter y Perséfone todo vuelve a florecer. Esto marca el comienzo de la primavera.
Cuenta el mito cómo un día que Perséfone se encontraba recogiendo flores con unas ninfas fue raptada por Hades, Dios de los Muertos y del mundo subterráneo.
Perséfone era la hija de Zeus, dios del Olimpo y de Deméter, diosa de la agricultura.
Fue tanto el dolor que Deméter padeció por el rapto de su hija, entristeció de tal manera que los campos comenzaron a secarse, las plantas dejaron de florecer, se acabaron los aromas, los cultivos, las mariposas y toda la alegría y vida de la tierra desapareció.
Las tierras secas, ajadas y quebradas comenzaron a ser el paisaje. Por más que su madre lo intentó, clamó, negoció y hasta enfureció nadie pudo convencer al Dios del mundo subterráneo de traer de regreso a Perséfone de las profundidades.
Sumida en su dolor, Deméter dejo de reinar y así comenzaron a caerse las hojas de los árboles, el frío llegó.
Al ver el dolor y la desolación en la que el mundo se sumía, los dioses decidieron llamar a Hades y pedirle que libere de las profundidades a Perséfone. Fue así cómo -tras haber ingerido comida en el mundo de los muertos-, ya nunca más podría Perséfone ser princesa en el mundo exterior, por tal razón ella solo puede visitar a su madre por seis meses.
Cada año el encuentro entre Deméter y Perséfone marca la época en el que la tierra vuelve a florecer, se acaba el frío, renace la vida, vuelven los colores, las mariposas y llega el calor.
Los cultivos vuelven a dar alimentos a los humanos y así durante 6 meses, la madre naturaleza renace en su amor. Solo son seis meses, pasado este tiempo tenemos nuevamente su contraparte.
Perséfone vuelve con Hades marcando el inicio del otoño e inverno, pero como la vida es un ciclo finalmente la primavera y el verano siempre vuelven. Y eso sucede hasta el día de hoy.
Deméter representa a la Dadora de Vida y Dispensadora de la Muerte cíclica. Ella es un útero, su hija Perséfone es la Doncella del Renacimiento y la Regeneración identificada con la luna, la primavera, las serpientes y el Mundo Subterráneo.
Este retraimiento de la Madre, más el descenso de la Hija al Mundo de los Muertos, manifiestan una muerte temporal, resguardando en lo profundo de su ser divino y de cada ser vivo la llama de la vida en estado de latencia y expectación.
Este mito nos muestra a nivel personal los opuestos en nosotros, su contraparte y el renacer que sucede luego de atravesar la sombra de nuestro inconsciente.
Hoy la naturaleza se renueva. Hay festejos y esperanzas compartidas. Llega la primavera y todo vuelve a comenzar.