Con los resultados del escrutinio provisorio, ayer “explotaban” los chats de gobernadores de las provincias donde se contaba una amplia mayoría de votos del Frente de Todos y terminó ganando Juntos por el Cambio.
Quienes fueron testigos, advirtieron el malestar que se profundizó en los mandatarios provinciales más “jugados” con el gobierno kirchnerista. En especial, por un viejo reclamo que le vienen realizando al presidente Alberto Fernández, de federalizar la gestión y dejar de enfocarse solamente en provincia de Buenos Aires, donde Axel Kicillof no escapó a la “ola amarilla” a pesar de los recursos y las acciones de las que fue beneficiado en todo el proceso previo a las PASO.
Es demasiado notoria la influencia que ejerce el distrito bonaerense sobre la Casa Rosada, al punto de ser la mayoría de los ministros de esa zona del país, con muy poca apertura a las representaciones de otras provincias.
En Chaco, por ejemplo, Jorge “Coqui” Capitanich es de los más fieles al proyecto K y perdió por casi 9 puntos cuando contaba un seguro triunfo. El también coordinador del Norte Grande, dicen, era de los más “pichados” por los resultados.
Lamentablemente, son los mismos gobernadores que se quejan en privado pero no acuerdan un frente común para obtener un trato diferente al que reciben en la actualidad. Son de los que no “van al frente” pensando en los habitantes de sus provincias que -tarde o temprano- les demandarán esa postura en las urnas.
Son los mismos mandatarios a los que Fernández les firmó un acta compromiso en las PASO de 2019, cargada de promesas de soluciones largamente esperadas, que el tiempo se encargó de demostrar que no fueron más que intenciones electoralistas de quien se hizo del apoyo político para llegar al poder.