Lo cierto es que cuanto más tiempo las alberguemos en nosotros, más llegaremos a pensar que son verdaderas.
Hace poco conversaba con una joven que me dijo lo siguiente: “Creo que ya estoy grande para estudiar, tengo 32 años”.
Esta idea que muchos tienen, aun de modo inconsciente, que dice que “el tren pasa una sola vez en la vida”, determina las emociones, la conducta, y aun el estilo de vida, de mucha gente.
Las creencias falsas van construyendo nuestra vida y en muchos casos no nos permiten crecer. Te invito a considerar tres de ellas:
1. Un error es el fin del mundo
Creencia típica de quien es hiperexigente. La persona cree que si se equivoca no existe vida después de eso. Entonces buscará hacer todo de manera perfecta o no lo hará. Así intentará evitar el error a toda costa. Pero, ¡nadie es perfecto! Todos somos humanos y alguna vez cometemos un error. Lo importante es reconocerlo, repararlo si hace falta, aprender la lección y seguir adelante.
Siempre tenemos que pararnos sobre lo positivo. Si tu hijo se saca un 2 en Matemática y un 8 en Biología, deberías enfocarte primero en Biología.
“Muy bien, te felicito por el 8”, le decís y luego ven cómo se puede mejorar el 2. Todos portamos un cartel invisible que dice: “Haceme sentir importante”. Enfocarnos en lo bueno nos permite autosuperarnos. No le temamos al error porque todo éxito está pavimentado de muchos de ellos.
2. El mundo es un lugar peligroso
Creencia típica de quien es ansioso. Quien siente ansiedad tiene la idea de que algo malo va a suceder. Incluso algunas personas expresan: “Está todo tan bien en mi vida, que estoy preocupado”. Es una sensación de intranquilidad. Pero el ansioso, cuando está bajo estrés, solamente tiene “visión de túnel” (a diferencia de cuando está relajado que tiene visión amplificada). Este tipo de visión se debe a la creencia de que el mundo es un lugar peligroso.
Entonces está hiperactivado y alerta, pensando: “¿Y si me pasa esto?”. A esa pregunta, le suele dar una respuesta catastrófica, razón por la cual nunca logra relajarse. Necesitamos pararnos en nuestras fortalezas.
Todos tenemos medallas de guerra, todos somos héroes, todos atravesamos alguna historia difícil que superamos. Porque todos contamos con recursos internos que descubrimos en la adversidad.
3. Actúo y luego pienso
Creencia típica de alguien impulsivo. Es aquel que todo tiene que llevarlo a cabo “ya”, que apura a los demás, que es muy “frontal” y no se guarda nada. En el fondo, cree que funciona en modo “encendido o apagado”. Entonces, nunca se enoja; o explota y se vuelve violento. El impulsivo, por esta creencia, quiere algo y pasa a la acción; mientras que la gente creativa quiere algo y evalúa si puede o no, si le conviene o no.
Te invito a tomarte un tiempo, para considerar si hay en vos alguna creencia equivocada que te está frenando y no te permite avanzar.