Canta, danza, ríe mucho, haz lo que te hace feliz cada día, lo que te conecte con tu alma y tu ser esencial.
Observa cosas hermosas: cómo crece la naturaleza, un bello atardecer, el florecimiento de una colorida pasionaria. Escucha mensajes de paz, de amor, de plenitud y de abundancia.
Pon atención a tus pensamientos y sin tanto empeño solo cambia el canal cuando aquello que pasa por tu cabeza te hace sentir dolor o miedo.
No te juzgues y perdónate todo el tiempo. No seas tan exigente. Observa y acepta, se honesto contigo mismo y eso será un salto a tu expansión.
Relaja todo tu cuerpo, haz un viaje recorriendo todo tu territorio, pasa por tus pies y por tus órganos, recorre tu sangre y tus huesos. Vamos a rendirnos todos juntos para deshacer esos sentimientos de egoísmo, de carrera y competencia.
Conectemos con la compasión y cuando nos observemos juzgando cantemos un mantra y pidámonos perdón con gracia. Poco a poco desaparecerán estos condicionamientos, los tenemos desde generaciones atrás, podemos estar agradecidas con nosotras mismas porque ya los estamos sanando y no aparecerán más.
Confía, confía y vuelve a confiar. Todo es perfecto, tú eres perfecto. El mundo es hermoso y algo grandioso viniste a hacer acá.
Ama y siempre sé tu primera opción. Regresa a ti cada amanecer y cada anochecer.
Abraza tu flor y dale las gracias. Y por último regresa a tu linaje, a tu árbol genealógico y sana todas tus relaciones con besos desde tu alma. Así empezarás a florecer Ser- Siendo. Te deseo Felicidad para tu vida.