“Volvé mañana por favor, ahora no puedo ayudarte porque estoy con visitas”. De poco o casi nada le sirvió a Humberto Ismael Décima ser amable con su vecino, porque en pocos segundos se convirtió en el victimario que lo puso al borde de una muerte violenta.
El profesor universitario de Historia de 57 años y militante político provincial referente del Movimiento Evita, fue atacado a golpes y machetazos el martes pasado cuando el sol ya había desaparecido en el barrio Los Potrillos de Garupá.
De acuerdo a fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, el hecho fue denunciado como “homicidio calificado en grado de tentativa y daños” y se registró a las 19 en un inmueble de las calles El Palmar y Dellepiane en el populoso barrio mencionado.
El agresor tiene 32 años y se presentó en la puerta de la casa del docente con la presunta intención de mantener una charla. Según las mismas voces consultadas, el diálogo no se pudo extender porque Décima lo notó alterado.
Le expresó la negativa en términos afables pero para el presunto agresor el efecto fue opuesto y extremo. Se retiró ofuscado y quince minutos después ya no contuvo la furia.
Décima escuchó ruidos en el patio y salió a ver qué sucedía. En la oscuridad vio asomar al vecino con un banco de madera en sus brazos que intentaba llevarse sin autorización. “Dejá eso ahí, eso no es tuyo”, la voz de alerta del docente fue imperativa para frenar el hurto. Pero la reacción del supuesto ladrón fue más violenta aún y de los restos del muro de mampostería que rompió para ingresar comenzó a lanzarle trozos a su víctima.
En el intento por esquivar los pedazos de ladrillos y cemento, Décima se cayó al piso y tendido allí sólo atinó a gritar y defenderse de los cortes directos y los planazos del machete que blandía el vecino y delincuente.
Los gritos que pedían auxilio de la víctima y los que amenazaban una muerte trágica fueron escuchados por dos personas residentes en la vivienda lindante y decidieron interceder para frenar el ataque. Lograron frenar la furia y que el violento huya raudamente. Se dio a la fuga por el hueco que dejó en la pared mientras que el dueño de la vivienda se retorcía de dolor por la golpiza mientras le brotaba sangre de las heridas sufridas por el machete.
Entre las primeras acciones que tomaron, el alerta a un hijo de la víctima residente en el barrio Miguel Lanús de Posadas facilitó las medidas posteriores como el llamado al Centro Integral de Operaciones 911 y la llegada de la primera patrulla de la comisaría Quinta de la Unidad Regional X y el posterior traslado al Hospital Ramón Madariaga del herido de gravedad quien al no perder la consciencia aportó la identidad del atacante para que se iniciaran las investigaciones pertinentes.
El docente de la Facultad de Humanidades de la UNaM pudo reponerse de las lesiones 48 horas después, el jueves por la noche, y se presentó en la seccional policial mencionada para ampliar detalles de lo sucedido. Allí identificó con precisión al agresor y el juez de Instrucción I, Marcelo Cardozo, ordenó la detención del sospechoso bajo la posible imputación de los hechos: “homicidio calificado en grado de tentativa y daños”.
Ayer se intensificaron los procedimientos con investigadores de la Unidad Regional X y de la Dirección Homicidios en varios puntos de la zona sur de Posadas y la jurisdicción de Garupá, para atrapar al agresor y trascendió que el objetivo es aprehender a un hombre de 32 años, con amplio prontuario de delitos contra la propiedad y con condena cumplida en la Unidad Penal I de Loreto por un caso de violencia similar al de esta semana.
“La violencia ya es extrema”
El docente Humberto Décima dialogó con PRIMERA EDICIÓN ayer y explicó el contexto del ataque que sufrió en el barrio Los Potrillos el martes pasado. “La violencia ya es extrema en varios lugares y el consumo de drogas es grave, alarmante, tenemos un merendero con los vecinos y ya nos robaron varias veces, no podemos controlar o frenar a los muchachos y lo que me ocurrió está relacionado a esto”.
También remarcó que “episodios de violencia ya sufrí varios pero no de tanto peligro, no pude contar cuantos machetazos me pegó, fueron más de diez calculo y si no fuera porque me cubrí el rostro con el brazo izquierdo y reaccionaban y ayudaban los vecinos, me habría asesinado, porque era lo que me gritaba: ‘te voy a matar, te voy a matar’”.
“La verdad es que me salvé porque Dios es grande, debo reconocerlo, este hombre me molió a patadas en las costillas, y los golpes del machete no me los voy a olvidar jamás. Hay que hacer algo urgente por frenar esta violencia, en Garupá y en la zona sur de Posadas, hay ataques violentos, drogas, exceso de alcohol, luchamos por rescatar a los pibes de la miseria y nos roban todas las herramientas del merendero. Nos cuidamos como podemos, pero ya no sabemos qué hacer”.
“Este muchacho vive a dos casas de la mía y constantemente viene a pedir que lo ayudemos y compremos los elementos que roba. Eso no lo permitimos y se enoja, es una situación muy triste y dolorosa”.