Ya terminó el sueño olímpico para la misionera Lourdes Hartkopf (25), pero la felicidad por cumplir su sueño se nota a lo lejos, incluso a través de las redes sociales.
Lourdes, a punto de embarcarse con rumbo a Argentina, dialogó con EL DEPORTIVO y contó sus sensaciones por ser parte de la cita continental más importante y también opinó respecto a la posición final en la clasificación general de la Clase 470 de Vela.
“Estoy muy contenta, fue una experiencia muy buena y aprendimos bastante”, comentó la joven nacida en la tierra colorada.
Si bien fue complicado conseguir los pasajes y hubo que gestionar el ingreso a nuestro país, la misionera ya pudo emprender el regreso con alegría y conforme con el nivel demostrado en las aguas japonesas.
“La felicidad es porque dimos todos. Si bien podíamos estar más adelante, se dio de esta manera”, afirmó Lourdes y agregó que “fue un proceso bueno y me vuelvo tranquila de los Juegos”.
Hartkopf junto con su compañera Belén Tavella (30) se ubicaron en el vigésimo puesto, con 160 puntos y no lograron ingresar en la lucha por las medallas. Sin embargo, una vez finalizada la competencia se fundieron en un abrazo, con la satisfacción de haber entregado todo en cada regata.
Lastimosamente para la misionera “fue un campeonato que en resultados no nos acompañó”, sostuvo y analizó que “empezamos con dos regatas descalificadas y en otras veníamos bien, disputando adelante”, pero “por errores fuimos perdiendo puestos”, reconoció.
Nos obstante, manifestó que “nos quedamos con la gran mejoría y eso se notó. Demostramos que tenemos el nivel para competir, solamente que cometimos equivocaciones y nadie te perdona nada. En un mínimo error ya te pasan barcos y eso nos pasó”.
Antes de abandonar el suelo nipón, tanto Hartkopf como el resto de la delegación velera fueron a la Villa Olímpica de Tokio, donde pudieron “conocer un poco y vivir desde adentro esa experiencia”, indicó la posadeña.
Lourdes ya está camino a Misiones, desbordada de felicidad por hacer cumplido uno de sus sueños deportivos y tranquila porque estuvo a la altura de un Juego Olímpico.