Mientras se esperan los datos de la inflación de julio para romper definitivamente con la meta oficial y encarar la segunda mitad del año con márgenes más previsibles, la atención y la tensión vuelven a posarse sobre el rubro que más sienten los sectores más humildes de la sociedad: los alimentos.
Durante el mes pasado tuvieron un aumento que oscila entre el 2,9% y el 3,3%, pero con incrementos en algunas categorías que triplicaron ese porcentaje, como los casos de las hamburguesas, la crema de leche y los huevos, con alzas del 11,7% al 8,3%.
En tanto, el Índice de Precios al Consumidor de julio parece mantener un piso de 3%. Damián Di Pace, director de la consultora Focus Market, remarcó que “mientras el Gobierno intenta recuperar el poder adquisitivo con reapertura de paritarias, al mismo tiempo el terreno ganado se va erosionando frente al avance de la evolución de precios”.
Con todo, lejos de moderarse de cara al futuro inmediato, el rubro de los alimentos volverá a traccionar la inflación de agosto teniendo en cuenta el desarme de algunos programas de control de precios y las negociaciones entre la industria alimenticia y la Secretaría de Comercio que comenzó a autorizar nuevas listas de precios. Así las cosas y para los próximos dos meses, los incrementos de los que ya se tienen noticias oscilan entre el 4% y el 9%.
“Acordamos aumentos el viernes pasado, tras una negociación que duró más de un mes. El objetivo del Gobierno es encauzar la discusión para ir liberando un poco la presión”, dijo el directivo de una gran empresa alimenticia -según publicó el sitio Infobae-, al tiempo que reconoció que, desde la Secretaría de Comercio, que dirige Paula Español, le otorgaron un aumento de un dígito cuando los costos en el último trimestre se incrementaron 14%.
Desarmar el esquema inflacionario se le presentó difícil, cuando no imposible al Gobierno. Sin embargo, convendría seguir intentándolo con los alimentos porque quienes mayoritariamente sufren ese desequilibrio son los más humildes.