Cada uno desde su perspectiva, tanto el oficialismo como la oposición, intentan no perderle pisada al poder adquisitivo de los argentinos. El humor con el que se llegue a la cita eleccionaria define en buena parte el resultado de la misma.
“Vamos a reabrir las paritarias cuando sea necesario para lograr ganarle a la inflación”, dijo en varias oportunidades el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, en declaraciones a diversos medios e insistió en que “en cada sector que llegue a quedar retrasado el aumento, la negociación va a estar”.
La intención, claramente, es nivelar salarios e inflación, pero al mismo tiempo extender la discusión y con ello la expectativa de manera de mantener en la agenda un tema que suele resolverse en el primer semestre.
Así las cosas, hubo sectores como el de los bancarios que sacaron el mejor provecho a la coyuntura con reapertura, actualización y compromiso de volver a discutir las cifras si el Índice de Precios al Consumidor vuelve a escalar en la última parte del año.
Siguiendo sus pasos, un universo de más de dos millones y medio de trabajadores registrados en diferentes rubros como Comercio, Metalúrgicos, Estatales, Docentes Universitarios, No Docentes y Constructores ya manifestaron la intención de mejorar las negociaciones anteriores.
Mientras se van rearmando las mesas paritarias, al tiempo que otras ya se encuentran en plena discusión, se estructura la ingeniería para colmar las expectativas de los trabajadores que, por ahora, transitan el cuarto año de derrota frente a la inflación. Y es que en los últimos tres años el poder adquisitivo de los trabajadores se redujo en promedio entre tres y siete salarios.
La deuda política en ese sentido es amplia y define en buena parte lo que pueda suceder en las elecciones de medio término.