La premisa es simple: llegar con todo atado hasta las elecciones. En la medida de lo posible, la inflación seguirá artificialmente controlada por el tipo de cambio.
Para que se cumpla la expectativa de que el salario por fin esté por encima de los precios, el Gobierno ratificó la decisión de “aumentar el mínimo”, y reveló que estudia hacerlo directamente por decreto, es decir, artificialmente.
En su afán de dar un golpe de efecto a la campaña de vacunación frente a una realidad sanitaria que se presenta abrumadora, después de meses de tensiones y agresiones con la oposición, se decidió ponerle punto final a la “negligencia” a través de un decreto que habilita la llegada de dosis de marcas antes rechazadas.
El semestre en el que acabamos de ingresar claramente estará manejado minuciosamente intentando que la cosa se desmadre lo menos posible hasta las elecciones.
Dependiendo del resultado del acto eleccionario y de cómo siga la crisis sanitaria, ya veremos con qué nos encontramos después del 12 de septiembre y el 14 de noviembre.