La degradación del suelo constituye una de las amenazas más preocupantes que atentan contra la sustentabilidad de los diferentes agroecosistemas.
En este escenario, el INTA Salta estudia el impacto que causan los distintos tipos de manejos en la dinámica de los microbiomas del suelo, en el área de influencia de la Estación Experimental Agropecuaria, ubicada en Cerrillos, en el Valle de Lerma.
En el Norte Argentino, la producción de tabaco es una de las más importantes de la región. “El tabaco se produce con prácticas agrícolas intensivas, lo que se traduce, según el manejo aplicado, en la degradación del suelo en cuanto a sus propiedades físicas, pero, también en un uso ineficiente o pérdida de nutrientes”, explicó la investigadora Carolina Pérez Brandan, que coordina al equipo del Laboratorio de Suelos, Agua y Fertilizantes y del Laboratorio de Microbiología Agrícola de la EEA Salta.
“Más de 50 años de ese manejo intensivo provocaron la degradación del suelo”, aseguró la especialista, quien agregó que “desde el INTA se quiere mitigar, y en lo posible revertir la situación y promover prácticas de manejo más sustentables, que es lo que se pretende con los primeros ensayos llevados adelante”.
Para evaluar la salud y la calidad del suelo, se decidió trabajar con el carbono de la biomasa microbiana como herramienta de monitoreo. “Poco a poco los productores se muestran interesados en los estudios de microbiología de suelos, donde el carbono de la biomasa microbiana nos permite hacer una evaluación rápida del estado de los mismos. Para el productor es fácil de comprender porque lo relaciona con el carbono orgánico del suelo y con una respuesta rápida al manejo”, señaló Pérez Brandan.
El carbono de la biomasa microbiana se define como el componente funcional de los microbiomas del suelo, responsables principalmente de la descomposición de la materia orgánica y del reciclaje de nutrientes. Es decir, que la biomasa microbiana del suelo es una medida del carbono contenido en el componente vivo de la materia orgánica.
“Es un parámetro que ha sido frecuentemente estudiado por su alta y rápida sensibilidad a los cambios que se producen en el sistema, y además porque es uno de los pocos que controla gran parte de los procesos que involucran la transformación y el ciclado de nutrientes”, puntualizó la especialista.
En este sentido, alteraciones en la biomasa, como por ejemplo el descenso de la misma, parece estar determinado por propiedades inherentes de las comunidades microbianas, como son su estructura y actividad, las cuales reaccionan en respuesta al manejo al cual se encuentra sometido el suelo.
“Los primeros ensayos llevados adelante en el predio de la Estación Experimental en el Valle de Lerma evidenciaron cambios importantes en la evolución del contenido del carbono de la biomasa microbiana, que por efecto de la incorporación de coberturas vegetales, llegó a mostrar incrementos del 30% en suelos degradados de la región”, sostuvo Pérez Brandan, quien agregó que “estos registros mostraron además una correlación positiva y significativa con otros parámetros de suelo como el carbono orgánico y la actividad enzimática global”.
El objetivo del proyecto es “continuar con los ensayos, obtener estadísticas que den cuenta de la importancia del carbono de biomasa microbiana como indicador de suelos saludables, y a partir de allí, poder acercar esta herramienta a los productores, para que puedan evaluar y monitorear la calidad de sus suelos y contribuir a la sostenibilidad ambiental”, precisó la responsable del Laboratorio de Microbiología Agrícola de la EEA Salta.
Intensificación sustentable
“El suelo es una matriz muy compleja: si no tenemos suelo, no tenemos ese componente esencial que nos va a permitir tener una producción agrícola efectiva, pero también debemos apuntar a que la misma sea sustentable, porque antes se producía sin prestar atención a estos aspectos ambientales”, explicó Pérez Brandan.
Hace un tiempo atrás, “solamente se estudiaba la parte de química, es decir, cómo ese suelo estaba provisto de nutrientes, para ver cómo se podía mejorar esa extracción de nutrientes por parte de la planta o ajustar la fertilización”, puntualizó la investigadora.
El estudio de la biología del suelo es relativamente reciente y en el último tiempo tuvo mucho desarrollo. “La microbiología de suelos dinamiza todos los ciclos de elementos que hay en el suelo: si no hay microbiota, no puede haber nutrientes disponibles para las plantas”, consideró Pérez Brandan.
“Es por eso que si desde el INTA podemos mostrar que la tecnología disponible da resultados óptimos en cuanto a la mejora en la calidad del suelo, entonces tenemos una respuesta o un producto que le puede interesar al productor, y a eso apuntamos”, finalizó la especialista.