Es el amor que nos va tejiendo y con su hilo invisible nos acerca, nos une.
Es el amor que mueve montañas, acorta las distancias, une las almas.
Es el amor que genera un campo de conciencia donde podemos sentirnos unidos al otro solo con el pensamiento.
Es tan sutil que no hacen falta las miradas, las palabras, las presencias. Sólo sucede.
Sutil, sutil y cada vez se torna ¡más sutil! Con el sólo hecho de pensar ya estas ahí y es entonces cuando un halo te envuelve. Es amor esa vibración tan especial que nos eleva, nos restaura, nos cobija porque es la vibración que mantiene todo unido, esa es la vibración del amor.
Es una fuerza cósmica, no nos pertenece.
Viaja más rápido que la luz, que el pensamiento. Quizás no viaja, está, nos rodea y somos nosotros que nos desprendemos de ella.
Es tan alta su vibración que no soportamos mucho tiempo permanecer en ella, de la misma manera que no soportamos tanto dulce aunque nos guste, lo mismo sucede con esa vibración.
Es por ese motivo tenemos que acostumbrarnos también paulatinamente a su energía, ir de a poco, limpiando terreno, sacando los escombros del pasado, limpiando los pensamientos, las sombras pesadas, las creencias limitantes. Hacer espacio en la luz. Es tan alta su vibración que cuando tocamos su energía nos produce mareos, bostezos, nauseas.
Hay que hacer espacio para dejarla entrar y además convocarla en nuestras vidas.
Una vez que la sentimos queremos volver a ella. Una vez descubierta solo sentimos el anhelo de volver a Ella.
Sin su presencia todo es vacío. Y con su toque todo tiene sentido.
Por eso la buscamos en el amor humano, en las plantas, en los animales, en la comida, en los viajes, en el mar, en la cima de las montañas y buscamos, caminamos, nos trasladamos. Nos volvemos peregrinos de la vida. Conocemos gente, nos relacionamos, tejemos redes sin darnos cuenta que es en esa misma búsqueda que el amor nos impulsa a seguir andando, solamente para ser compartido y es así cómo buscándolo damos ese amor que fuimos capaces de sentir.
“El buscador se torna en lo buscado y luego en dador de lo encontrado”.
Todo forma parte de lo mismo.
Que aquello que buscamos nos encuentre en el camino buscándolo.