La ministra española de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, pidió este viernes a Brasil más compromisos en la lucha contra la deforestación en el Amazonas, para desbloquear el acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur.
El capítulo de sostenibilidad del acuerdo “en su estado actual es insuficiente”, dijo González Laya tras reunirse con su par brasileño, Carlos Alberto França.
La ministra defendió la firma, propuesta por la UE en enero, de una declaración al margen del acuerdo, con compromisos con el desarrollo sostenible.
“Necesitamos perfeccionar este acuerdo creando una especie de protocolo adicional, un compromiso de Mercosur y de la Unión Europea, recíproco, con el Acuerdo de París, con el acuerdo de la convención para la protección de la biodiversidad y también con compromisos en materia de deforestación”, declaró.
“Creo que hay un deseo y una voluntad por ambas partes, por Europa y por el Mercosur, de precisar este compromiso, de profundizar la parte de sostenibilidad en los próximos meses, de manera que podamos avanzar en ese proceso de aprobación”, agregó.
El acuerdo, concluido en 2019 tras más de 20 años de negociaciones, tiene por objetivo crear un mercado de unos 750 millones de consumidores entre los 27 países de la Unión Europea y los cuatro del Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay).
Datos oficiales divulgados este viernes revelan que en abril se destruyó un total de 580,55 km2 de selva, un nivel récord para ese mes. Las oenegés expresaron su preocupación por un desmonte fuera de control en la estación seca, que alcanza su apogeo en julio y agosto.
“No transigimos”
El Gobierno francés reafirmó este viernes que no firmará el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Mercosur si no se modifica para dar garantías sobre la protección de la Amazonía, el respeto de las normas agroalimentarias y fitosanitarias europeas y la lucha contra el cambio climático.
El secretario de Estado del Comercio Exterior, Franck Riester, subrayó que su país “no transigirá” y destacó que “Francia no está sola” dentro de la UE en su oposición al acuerdo con Mercosur, sino que hay otros países que comparten su visión, como Bélgica, los Países Bajos y Austria.
En una entrevista a la emisora francesa Sud Radio, indicó que su negativa a firmar el texto sin cambios es porque no pueden “aumentar los intercambios con esos países con consecuencias para la selva, en un momento en que la selva amazónica arde”.
También porque eso se haría “en detrimento del clima, del calentamiento climático y de las normas sanitarias y fitosanitarias” europeas que se les exige que cumplan los agricultores franceses.
Riester aseguró que detrás de su negativa “no hay proteccionismo” porque Francia busca aumentar los intercambios”.
Boicot europeo contra Brasil
Pero el proceso de ratificación se ha ido frenando debido al aumento de los incendios y la deforestación en la Amazonas desde la llegada de Bolsonaro al poder en 2019. Francia y Alemania, en particular, deploran una falta de compromiso de Brasil en lo que concierne a la defensa del medio ambiente.
En medio de una gran presión internacional, Bolsonaro, que promueve la apertura comercial del Amazonas, se comprometió el mes pasado a “eliminar la deforestación ilegal de Brasil en 2030”, diez años antes de lo previsto inicialmente, en la Cumbre del Clima organizada por el presidente estadounidense Joe Biden.
Pero la devastación de la mayor selva tropical del planeta sigue arrojando resultados negativos.
Grandes supermercados y productores alimentarios británicos y de la Unión Europea amenazaron con boicotear los productos brasileños debido a un proyecto de ley que, según afirman, propiciaría una mayor deforestación amazónica.
Entre los firmantes están Metro de Alemania y las cadenas Aldi y Lidl, al igual que los minoristas británicos Tesco, Sainsbury’s, Asda, Marks & Spencer y Waitrose & Partners, y el grupo holandés Ahold Delhaize, que opera 21 marcas principalmente en Europa y Estados Unidos.
“Si (el proyecto de ley) u otras medidas que socavan las protecciones existentes se convierten en ley, no tendremos más remedio que reconsiderar nuestro apoyo y uso de la cadena de suministro de productos agrícolas básicos brasileños. Instamos al gobierno brasileño a reconsiderar su propuesta”, dijeron en la carta.
Brasil es el mayor exportador de productos agrícolas a la Unión Europea, según la Comisión Europea.
En 2020, el país exportó bienes por un valor total de 25.000 millones de euros (US$ 30.000 millones) al bloque. Estos incluyen carne de res, soja y café. Los productos agrícolas también son una de las principales exportaciones de Brasil al Reino Unido.
La Iglesia en Brasil rechaza el proyecto forestal de Bolsonaro
El acaparamiento ilegal de tierras está detrás de una tercera parte de la deforestación en Brasil. También es la fuente de buena parte de los conflictos territoriales en la región amazónica del país.
Allí, según la Comisión Pastoral de la Tierra, el 60% de estos implican a empresas agrícolas y ganaderas, que se enfrentan a las poblaciones locales. El viernes los obispos rechazaron una nueva ley que quiere aprobar el Gobierno que hará que este fenómeno se multiplique.
En una carta al presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, los obispos de la región amazónica brasileña exigen la retirada del proyecto de ley 510/2021 sobre la gestión de la tierra. La propuesta, critican, “se ha introducido por sorpresa para nosotros y para toda la sociedad”. Es “prácticamente una copia” de otra presentada en 2019, y que los obispos ya calificaron de “dañina”.
Citando un estudio de la Pontificia Universidad de Río de Janeiro, los 60 firmantes esgrimen que el proyecto de ley “flexibiliza los requisitos” para regularizar las tierras tomadas de forma ilegal en el pasado. De hecho, las parcelas de menos de 2.500 hectáreas podrán regularizarse mediante un proceso simplificado.
Al mismo tiempo, “debilita las medidas de protección ambiental” y facilita “que los bosques públicos invadidos y deforestados en cualquier momento sean legalizados” y pasen a ser propiedad de los invasores. Si el texto sale adelante “puede aumentar” la ocupación de tierras, “con la certeza de una legalización más adelante con nuevos cambios en la ley”, dice los obispos.
Con más de 45 años de vida, la organización civil sin fines de lucro fue creada en 1975 por la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB) para actuar en la cuestión agraria.
Un pulmón que sufre cada día
La destrucción del Amazonas aumentó durante el mandato del presidente Jair Bolsonaro, quien recortó los fondos para los programas de monitoreo y protección ambiental del gobierno, e impulsó la apertura de las tierras indígenas a la agricultura y la minería.
Gran parte de esta tierra se utiliza para pastorear ganado para la exportación de carne o para cultivar soja, que se destina principalmente a la alimentación de animales, según Greenpeace.
El Amazonas es un sumidero gigante de carbono, y una porción de ese carbono se libera a la atmósfera cuando se tala o se quema. Bolsonaro está bajo fuerte presión interna y externa porque la desforestación está en niveles no vistos en 12 años y su política ambiental da alas a la impunidad.
El mes pasado, Bolsonaro dijo que está comprometido a poner fin a la deforestación ilegal en el Amazonas, pero que necesitará U$S 10.000 millones anuales para eliminar los gases de efecto invernadero en 2050.
Fuente: Medios digitales