Hace poco más de dos años, un crimen que ocurrió en el barrio Patotí, cercano a las cuatro avenidas de Posadas se llevó la vida de Raúl Roberto Aquino (57), un enfermero que se desempeñaba en el ámbito de la Municipalidad de Posadas. El único detenido que tiene la causa es un joven de 24 años, quien ahora deberá responder por la muerte ante un Tribunal.
Según pudo saber PRIMERA EDICIÓN, el expediente fue elevado a juicio. La investigación estuvo a cargo del magistrado Fernando Verón, a cargo del Juzgado de Instrucción 3. Con las pruebas acumuladas en su contra, el imputado deberá responder por el delito de “homicidio simple”, el cual estipula una pena de entre 8 a 25 años de prisión. Si bien no hubo registros de su presencia en el lugar, muestras biológicas recabadas en una zapatilla y en el auto de la víctima lo ataron directamente con la autoría del crimen.
El caso había ocurrido el 24 de noviembre de 2018, en un inquilinato sobre la calle Chile casi avenida Corrientes, muy cerca del anfiteatro griego. El alerta fue dada por los vecinos del barrio, quienes llamaron a la policía porque salía humo del baño de uno de los departamentos. Los primeros en ingresar fueron efectivos de la División Seguridad Costanera, quienes debieron forzar la puerta. Lo primero que hicieron fue apagar el fuego con baldes y luego encontraron el cuerpo sin vida de un hombre en el piso del baño. Estaba con las prendas chamuscadas por el fuego. Las marcas en su rostro mostraban que había recibido una golpiza, pero no sólo eso. Tenía una media atorada en la garganta. Con ese elemento el autor del hecho se aseguró asfixiarlo y luego intentó incendiar la casa para borrar pruebas.
En las averiguaciones con los vecinos pudieron saber que minutos antes se escucharon gritos en el departamento. Luego vieron a un joven que se iba de allí a bordo del vehículo de la víctima, un Toyota Etios de color azul. Al mediodía, vecinos de San Isidro avisaron a la policía que había un auto abandonado en el barrio.
La labor de seguimiento digital que la Dirección de Homicidios y la Secretaría de Apoyo para Investigaciones Complejas (SAIC), realizaron sobre el celular robado a Aquino fue clave.
El 22 de enero, se produjo un allanamiento a la vivienda de un joven domiciliado en San Isidro. En un placard encontraron zapatillas con manchas de sangre, como así también un teléfono que se presumía pertenecía a la víctima.
Pericias
Los rastros de sangre hallados en la zapatilla del acusado correspondían a Aquino. Además, los restos de ADN que recogieron del Toyota correspondían al estudiante. La víctima murió ahogada con una media en la garganta.