Un amplio convoy integrado por media docena de vehículos y que atravesaba la provincia lentamente y con fuertes medidas de seguridad sorprendía a los misioneros el 10 y el 11 de mayo del año pasado. En él, dentro de una jaula especial, viajaba Mara, la elefanta del Ecoparque de Buenos Aires que, tras 25 años de cautiverio en ese zoológico, era trasladada a un santuario natural en el Mato Grosso brasileño.
Cerca de las 18 del domingo 10 de mayo de 2020, la caravana cruzaba el puesto de fiscalización de Centinela, en el límite entre Corrientes y Misiones sobre la ruta nacional 14, y durante toda la noche transitó a lo largo de la tierra colorada por la ruta 12 rumbo a Puerto Iguazú, desde donde a la jornada siguiente cruzó a Brasil y dos días después, el miércoles 13, llegó a su destino final: el Santuario Global de Elefantes de Chapada dos Guimarães, en el selvático estado de Mato Grosso.
Tras recorrer los alrededor de 2.700 kilómetros de trayecto, la elefanta de 55 años (ahora 56) debió pasar por un período de aprendizaje antes de incorporarse a la vida cotidiana de la reserva, debido a que siempre estuvo bajo cuidado humano y necesitaba de una adaptación previa.
Ahora, a un año de aquella “aventura” por rutas argentinas y brasileñas, Mara se encuentra plenamente integrada en el Santuario Global, junto a otras cuatro hembras amigas y bajo el estricto cuidado de los profesionales del lugar.
Es que, después de una vida entre circos y zoológicos, la elefanta tiene algunas dificultades de salud. Su muñeca delantera derecha tiene una lesión permanente que hace que desvíe su marcha. También tiene algunos problemas en los pies, pero está relativamente sana para su edad, según se refleja en la página oficial del Santuario.
Allí se asegura que “emocionalmente se siente insegura pero parece querer confiar. Después de su oscuro pasado y de llevar la etiqueta de ‘asesina’, esto no es del todo sorprendente. Durante su último año en el ecoparque, tenía un equipo que le mostraba cómo era ser aceptada y adorada, pero después de décadas, los elefantes pueden tener dificultades para creer. Ella está tratando de ser comunicativa y cooperativa con sus nuevos humanos, incluso ofreciendo cosas cuando no se le pide nada. Pronto se adaptará al ritmo del santuario”, se ilusionan sus cuidadores.
En uno de los últimos posteos, se cuenta que debido a ciertos problemas gastrointestinales, hubo que establecer un plan especial de comidas para ella y que así descubrieron su nuevo plato favorito: el zapallo hervido. “Parece que ella realmente lo ama y lo comería con gusto el 99% del tiempo”, aseguran antes de mostrar un video de Mara degustando esa “receta”: