La adaptabilidad es un gran don que tenemos los seres humanos, pero ¿cómo la usamos? Cuando estoy en el consultorio tengo el gusto de conocer a personas con historias muy diversas, puedo aprender y disfrutar del valor, coraje y empuje en lo simple y a su vez único y maravilloso que da la edad, el haber vivido.
Todavía están algunos inmigrantes que recuerdan el esfuerzo de dejar todo y empezar de cero, todavía algunos que sobrevivieron a epidemias como la polio, todavía hay docentes o médicos de antaño que eran padres, confesores, médicos y educadores con tanta sabiduría, tanto amor dado y ahora sienten que nuestro estilo de vida y este encierro los supera. Hoy quiero hacer hincapié en esta nueva manera de vivir porque noto cómo muchos mayores han desmejorado por haber disminuido el contacto de lo cotidiano: charlar, ir a la compra, al gimnasio o compartir una visita.
Por eso comparto algunas sugerencias para que el hecho de estar aislados no les haga tanto daño físico ni mental. Si la adaptabilidad del encierro es con la meta positiva de que pronto pasará y estaremos con actitud positiva es mejor.
Actividades propuestas
Lo más importante es tener la mente ocupada positivamente y el cuerpo ejercitado utilizando una silla, un palo, una botellita.
Por ejemplo, no necesito sólo cocinar para mí sino para “nosotros”, la familia, amigos o ¡vecinos! O para alguna comunidad religiosa o de bien público.
Se puede armar la historia de vida de la familia, comprarles una carpeta con folios. Generalmente tienen muchas anécdotas y recuerdos, al ver las fotos pueden pegarlas y escribir sobre el abuelo Antonio y todo lo que recuerden de él. A ellos les hace mucho bien que los escuchemos y si los estimulamos podrán ser oídos de otra manera. Algunos ya no quieren escribir, insistamos una y otra vez recalcando el valor y ejemplo que ellos representan para esta nueva generación. Necesitan sentir que valen pese a su situación actual. Ayúdenlos para que trabajen con las manos como cocinar amasando sentadas, (mi mamá no me dejaba cocinar sentada, decía: “el haragán cocina sentado”, jajaja) ese ejercicio estimula el cuerpo de una manera mágica, es excelente amasar.
Pueden hacer jardinería con planteras puestas sobre la mesa, junten cáscaras y corten las chiquitas para hacer abono.
Manualidades con medias para hacer pelotitas para ejercicios o como juguetes para algún nieto o para el hospital de niños.
Su día debe tener una actividad y un objetivo, deben sentirse activos y no sólo pasar las horas del día frente a un televisor.
Recalco el tema de vecinos o lugares como iglesia u hospitales por que así se sienten útiles y trabajan felices. En las personas mayores están nuestras raíces y si hacemos práctico nuestro amor hacia ellos nuestros jóvenes lo aprenderán y cuando nos toque a nosotros lo recordarán.
Ayudemos a organizar los días de nuestros abuelos con actividades. Cada vez que los hacemos sentirse útiles les damos una razón para seguir viviendo en plenitud.
¡Cuidemos los detalles! A veces lo obvio para nosotros no lo es para ellos y un organigrama y nuestro empuje los pueden ayudar a mantenerse motivados y podrán adaptarse a sus propios cambios. Nos necesitan.