Nuestra voz interior nos acompaña desde siempre, es el regalo que traemos al nacer, la voz de nuestra alma. Ella es sabia porque al ser la voz del alma tiene ese fuego divino, esa sabiduría innata que nos une a todos como seres espirituales.
No debemos confundirla con la conciencia, ya que la conciencia está ligada a “lo correcto”, “lo que se debe hacer”, mientras que la voz interior es otra cosa. Es tan especial y única como cada uno de nosotros.
Nuestra voz interior sabe cómo actuar en cada momento, lo que es mejor para nosotros, el camino a seguir para sentirnos plenos. Ella siempre encuentra el consejo perfecto en los momentos de mayor turbulencia, pero ¿cómo escucharla? ¿Cómo saber que se trata de nuestra voz interior y no otro tipo de voz como el miedo o la conciencia?
Hay varias pistas para llegar hasta ella: la primera es que está muy dentro nuestro, por lo que si queremos oírla es necesario callar las voces de afuera, los comentarios externos, lo que los demás piensan o hacen, se trata de buscar un lugar tranquilo y centrar nuestra conexión hacia nosotros mismos, hacia nuestro centro, preguntándonos a nosotros y sólo a nosotros, ¿qué sentimos?
Inhalando y exhalando, tomando conciencia de nuestro cuerpo, relajándonos y permitiendo que del más absoluto silencio, empiece a hablar nuestra voz interior. Algunos la pueden escuchar escribiendo, otros meditando o cuando hacen alguna actividad recreativa que los conecte con su “yo interior”.
Esta voz siempre tiene el mejor consejo, “la palabra a medida” porque no hay dos personas iguales y lo que puede ser bueno para uno para otro no, ella es nuestra alma que se expresa por lo que sabe de nuestros sueños, fortalezas, debilidades y tiene además la cuota de intuición y audacia necesaria para elegir el mejor camino.
Otra pista para saber para saber que es su voz es que cuando la escuchamos y hacemos lo que nos indica sentimos paz, poco a poco una sensación de tranquilidad comienza a invadirnos, seguimos sin saber qué hay del otro lado, pero nuestra sensación es distinta, tomamos un camino, el “nuestro”.
Cuando la empezamos a escuchar, nuestra voz interior se vuelve más fuerte, comienza a hablar más seguido y ya no necesitaremos mucha relajación para oírla, sino solo un momento de tranquilidad donde podamos conversar con nosotros mismos.
A medida que escuchamos a nuestra voz interior nos sentimos más seguros ante cualquier situación, nos damos cuenta que vinimos a este mundo con un regalo maravilloso y cada uno tiene la libertad de elegir si usarlo o no, si escucharla o no, ella está dentro nuestro y es nuestra herramienta más poderosa.
Muchas veces se dice “no vinimos a este mundo con un manual de instrucciones”, pero vinimos a este mundo con muchos regalos y herramientas para hacer de este paso por la tierra una etapa de crecimiento y felicidad, uno de esos regalos es nuestra voz interior y la libertad que cada uno tiene de elegir si usarla o no.
Escuchar nuestra voz interior implica tener coraje porque muchas veces puede ser hacer o decir algo distinto de lo que harían los demás, animarse a cambiar el camino conocido, a no pretender agradar, es buscar en cada momento ser genuinos y fieles a nosotros mismos haciendo lo que sentimos, aunque muchas veces no sepamos qué hay del otro lado.
Como expresa Steve Jobs: “No dejes que los ruidos de las opiniones de los demás acallen tu propia voz interior. Y, lo que es más importante, ten el coraje para hacer lo que te dicen tu corazón y tu intuición”.