Si por el verano está marcada por la exposición del solar, las enfermedades de la piel que mejoran con el sol empeoran en otoño y viceversa.
Los potenciales daños que pueda sufrir la piel durante el verano dependerán del tipo de exposición solar a la que haya sido sometida, pero es fundamental tomarse este asunto muy en serio, además de las conocidas quemaduras, el sol causa manchas, arrugas a largo plazo.
A través de los rayos UVA, va dejando una especie de huella genética que marca sus células y no puede borrarse, lo que puede favorecer la aparición de un cáncer a largo plazo. Insisto en la importancia protección solar y la prevención debido a que una vez hecho el daño, resulta imposible volver atrás: que el verano se acabe no implica que el sol ya no suponga un peligro para la piel. El primer consejo es no guardar el protector solar hasta el año que viene.
Con la reducción de la intensidad del sol en otoño, hay quienes experimentan mejorías, como las personas con rosáceas, pero el sol puede seguir perjudicando a nuestra piel, por lo que protegernos nos ayudará a prevenir el cáncer y el envejecimiento en la piel, las manchas y arrugas.
Otros problemas que reaparecen con el otoño es el acné, que suele agravarse a finales de marzo en quienes lo padecen, la sporiasis o la dermatitis atópica. La caída de cabello también es típica de la estación, pero conviene no alarmarse y tener en cuenta que es fisiológica y puede considerarse normal, pues todo el cabello que se pierde se recupera en los siguientes meses.
Para una exitosa transición Otoño-invierno deberemos dotar a la piel de un plus de hidratación, tanto por dentro, bebiendo abundante agua, como por fuera, cuidándonos con cremas hidratantes. Las cremas ayudan a proteger la piel de agresiones externas y de la sequedad ambiental que caracteriza al otoño y especialmente al invierno.
Pero no solo de hidratación vive una piel saludable. Además de la protección el uso de mascarillas y limpiadores, el cuidado de la alimentación , con alimentos de baja carga glucémica, ricos en antioxidantes y vitaminas, y unos hábitos de vida saludables.