¿Qué tan importante son los colores en la arquitectura? La elección del color de nuestros espacios está ligado íntimamente a los efectos que causan sobre las personas.
El tono de las fachadas o espacios interiores influyen de forma directa en las sensaciones y percepciones del observador. Las opciones son infinitas, desde contrastes fuertes con colores vivos a incluso la clásica gama de grises.
Primeramente, debemos saber lo que trasmite cada color para poder así aplicarlos correctamente en nuestros espacios según el resultado que busquemos. Sobre la “psicología” de los colores principales, se han desarrollado las siguientes ideas, “la gama de tonos cálidos (rojo, amarillo y naranja) son más dinámicos y causan sensación de confort y estimulación en las personas, mientras que los colores fríos (verde, morado y azul) tienen un efecto más suave, calmante y estático”.
Ahora bien, algunos colores son usualmente utilizados en determinados espacios, como ser:
Azul: A menudo aplicado en espacios comerciales y/o de negocios, como agencias bancarias, oficinas y empresas.
Amarillo: Es utilizado frecuentemente en espacios comerciales con la finalidad de ganar la atención del peatón.
Rojo: Regularmente empleado en espacios gastronómicos, como tiendas o locales de comida rápida, entregando la idea de compulsividad y deseo de consumo.
Verde: Se utiliza con regularidad en los espacios relacionados con la salud y el bienestar, como hospitales y centros de relajación.
Naranja: Se emplea en entornos creativos, como oficinas, estudios y escuelas.
Para finalizar hablemos de la aplicación específica del color en nuestros espacios, si definimos un ambiente con pisos, muros y techos blancos, al aplicar ciertos colores en las distintas superficies surgirán efectos visuales diferentes.
Por ejemplo, si queremos obtener un espacio más largo de lo que es realmente debemos aplicar color en todos los muros; caso contrario, si aplicamos el color en la pared central del espacio, visualmente tendremos un acortamiento espacial; y si aplicamos una tonalidad más oscura en el techo, se genera la sensación de un espacio más bajo.
Al pintar dos muros paralelos entre sí, se revela la idea de estrechamiento; de modo contrario, al pintar la pared central y el techo en la misma tonalidad, el ambiente parece ampliarse.
Un gran ejemplo de la utilización del color en la arquitectura es la obra del arquitecto mexicano Luis Barragán/Casa Gilardi, donde el manejo del color reforzó su interioridad, en esta obra todos los espacios ofrecen una multitud de sensaciones, a través de los juegos de luces, colores, distribución y elementos arquitectónicos, como la escalera sin baranda que pareciera levitar bajo una luz cenital. Una luz amarilla que traspasa las delgadas aperturas verticales, inundando el corredor que llega a un espacio minimalista con un espejo de agua junto al comedor, donde un muro pintado de color rojo sostiene el tragaluz haciendo contraste con las paredes azules, generando un gran impacto en la percepción del lugar.
Lo importante es ser fiel a nuestros gustos y tener en cuenta que el color no aporta solamente un valor estético a nuestros ambientes, sino que, es un elemento integral en la arquitectura, con una gran importancia psíquico-sensorial. Debemos utilizarlo con sabiduría en nuestros espacios.