“Sin humos de choripanes, ni autos, camionetas o camiones llevándonos, los ciudadanos misioneros fuimos a votar. El No a Corpus fue y sigue siendo el clamor por la libertad de los ríos de aquí y de allá, y más allá”, recordó en charla con PRIMERA EDICIÓN Rulo Bregagnolo, uno de los integrantes de la mesa de ambientalistas que reunió a diferentes sectores de la sociedad civil para frenar su construcción. Algunos de ellos fueron La RAOM (Red de Agricultura Orgánica de Misiones) y el MAM (Movimiento Agrario Misionero), “actores claves también en ese plebiscito”, apuntó.
“Aún la dirigencia política, mucho menos las autoridades provinciales, han tenido el interés, mucho menos el compromiso con el pueblo misionero, al que se deben”, cuestionó Bregagnolo en un análisis sobre el tiempo transcurrido y la evidente “desprotección de los bienes ambientales”.
El integrante del grupo Cuña Pirú apuntó que “es valorable el proceso de evolución política y de toma de consciencia que han tenido los diputados en Misiones, ya que en esos años nadie nos hacía caso porque hablar en contra de las represas era terrible. Hoy es un tema del que se puede hablar, proponer y discutir. Eso me parece interesante ya que en aquel entonces pedíamos apertura al debate, algo que hoy es posible“.
“Sin embargo se ha intentado desconocer el plebiscito que quedó firme por ley y que para derogarlo necesitaría de otro plebiscito, por ejemplo”, apuntó.
Todo comenzó en 1996, con una actividad previa en 1992, durante la gestación de Cuña Pirú que siempre alzó una fuerte bandera de oposición a la construcción de más represas en el territorio provincial.
“Arrancamos juntando 600 firmas para rechazar el proyecto en el Concejo Deliberante de Corpus. En aquella época no existían redes sociales y nos manejamos con envíos de planillas para firmar en los micros. A los ecologistas nos miraban de costado, porque no se tenía noción siquiera del derecho ambiental”.
Recordó que para panfletear sobre el tema recorrió la provincia en moto. Al poco tiempo ya contaban con la contundente adhesión de organizaciones religiosas, evangelistas y católicos con la figura del Obispo de Iguazú, Joaquín Piña. “En 2010 Naciones Unidas declararon al agua como un Derecho Humano algo que nosotros ya sosteníamos 15 años antes”.