La Pirámide de Mayo, actualmente situada en el centro de la plaza homónima, es el primer monumento patrio que tuvo la Ciudad de Buenos Aires. Su historia comienza en marzo de 1811, cuando la Junta Grande decidió mandar a construir un monumento del lado oeste de la plaza, para celebrar el primer aniversario de la Revolución de Mayo.
El Cabildo decidió, el 5 de abril de 1811, aprobar el programa de festejos, en el que se incluía erigir una Columna del 25 de Mayo, con carácter transitorio. No ha quedado registro que permita saber por qué se eligió la forma de obelisco para el monumento. Lo cierto es que a pesar de que esa era su forma, siempre se lo denominó con el nombre de pirámide.
La Plaza de Mayo estaba en ese entonces dividida por la Recova, formando dos plazas: la que estaba frente a la actual Casa Rosada se llamaba Plazoleta del Fuerte y la que daba frente al Cabildo de Buenos Aires, Plaza de la Victoria, cuyo centro fue elegido para levantar la pirámide.
El 6 de abril de ese año se colocaron los cimientos, mientras bandas de música contribuían a la algarabía general.
De su construcción se encargó el alarife (como se la decía al maestro mayor de obras) Francisco Cañete, por indicación del cual y de don Juan Gaspar Hernández, profesor de escultura de Valladolid, el monumento se hizo con materiales sólidos, entre ellos 500 ladrillos, en vez de utilizar madera como estaba proyectado hacerlo inicialmente.
El 25 de mayo de 1811 se inauguró la obra, a pesar de que se la terminó días después ya que Cañete no logró cumplir con el tiempo estipulado. Se colocaron al pie de la pirámide las banderas de los Regimientos Patricios, Arribeños, Pardos y Morenos, Artillería, Húsares y Granaderos de la guarnición Buenos Aires. La pirámide y la Catedral fueron profusamente iluminadas. La Recova se iluminó con 1.141 velas de sebo. Los festejos duraron cuatro días e incluyeron danzas, sorteos y manumisión de esclavos.
En 1856, bajo la dirección del artista Prilidiano Pueyrredón, se la transformó construyendo una nueva pirámide sobre los cimientos de la anterior, que es la que se observa actualmente.
En 1912, después de haber sufrido algunas modificaciones, se la trasladó al sitio actual, 63 metros más al este de donde se encontraba originalmente, pues se pensaba erigir un enorme monumento que la contuviera en su interior.
La escultura de la Libertad, obra del escultor francés Joseph Dubourdieu, corona al monumento que, desde el suelo hasta la parte superior del gorro frigio de dicha escultura, ha servido de modelo para la alegoría de la Argentina, y mide 18,76 metros.
Fuente: Argentear