Mucha gente que experimenta síntomas a largo plazo de COVID-19 no se sintió nada enferma al inicio de su infección, según un nuevo estudio que suma información significativa para el problema cada vez más importante del impacto duradero de la COVID-19 en la salud.
El estudio, uno de los primeros en enfocarse de manera exclusiva en la gente que nunca necesitó ser hospitalizada cuando tuvo la infección, analizó los expedientes médicos electrónicos de 1.407 personas en California que dieron positivo por coronavirus. Más de 60 días después de estar infectadas, un 27% (382 personas) lidiaba con síntomas pos COVID-19, como falta de aire, dolor de pecho, tos o dolor abdominal.
Los investigadores encontraron que casi una tercera parte de los pacientes con estos problemas a largo plazo no había tenido ningún síntoma en su infección inicial del coronavirus durante los diez días posteriores a dar positivo.
Comprender los síntomas a largo plazo del COVID es una prioridad cada vez más urgente para los doctores y los investigadores, pues cada vez hay más personas que reportan secuelas dolorosas o debilitantes que entorpecen su capacidad para trabajar o funcionar como lo hacían antes.
El mes pasado, el director de los Institutos Nacionales de Salud, Francis S. Collins, anunció una gran iniciativa “para identificar las causas y a la postre los medios de prevención y tratamiento para los individuos que han estado enfermos de COVID-19, pero no se recuperan por completo en un período de unas pocas semanas”.
David Putrino, director de innovación en rehabilitación del Sistema de Salud Monte Sinaí en la ciudad de Nueva York, quien no estuvo involucrado en la nueva investigación, mencionó que él y sus colegas del centro de atención para síntomas posteriores del COVID de Monte Sinaí observan un patrón similar.
“Mucha gente que tuvo COVID asintomática también puede desarrollar síndrome de COVID-19 posagudo”, comentó Putrino, coautor de un estudio más pequeño sobre el tema publicado el año pasado. “No siempre coincide con la gravedad de los síntomas agudos, así que pueden no presentar síntomas pero de todas maneras tener una respuesta inmunitaria muy agresiva”.
El nuevo estudio está publicado en el sitio de preimpresión MedRxiv y todavía no concluye la revisión por pares que está en curso. Algunas de sus fortalezas son que es más grande que muchos estudios sobre los síntomas a largo plazo publicados hasta ahora y que los investigadores usaron expedientes electrónicos del sistema de la Universidad de California, lo cual les permitió obtener información sanitaria y demográfica de los pacientes de todo el estado. Los investigadores también excluyeron del estudio los síntomas que habían reportado los pacientes el año previo a su infección, una medida que tuvo como objetivo garantizar que el foco se pusiera sobre los síntomas posCOVID-19.
Algunos de los hallazgos: los problemas a largo plazo afectan a todos los grupos etarios, entre ellos los niños. “De los 34 niños del estudio, 11 fueron persistentes”, comentó una de los autores, Melissa Pinto, profesora titular de enfermería en la Universidad de California, campus Irvine.
El estudio encontró más de 30 síntomas, entre ellos ansiedad, dolor de espalda baja, fatiga, insomnio, problemas gastrointestinales y frecuencia cardiaca rápida. Los investigadores identificaron cinco grupos de síntomas que tienen una mayor probabilidad de ocurrir juntos, como el dolor de pecho y la tos, o el dolor abdominal y el dolor de cabeza.
La mayoría de los estudios de síntomas de largo plazo han tendido a involucrar a pacientes que estuvieron suficientemente graves en la infección inicial como para estar hospitalizados. Uno de los estudios más numerosos reveló que más de tres cuartas partes de unos 1.700 pacientes hospitalizados en Wuhan, China, todavía tenía al menos un síntoma seis meses después.
Pero hay cada vez más personas que nunca estuvieron hospitalizadas que buscan atención en las clínicas de cuidados posCOVID-19 y los científicos reconocen la necesidad de comprender sus circunstancias.
El mes pasado, los investigadores de la Universidad de Washington reportaron sobre un sondeo a 177 personas que habían dado positivo al coronavirus. La mayoría de ellas no habían sido hospitalizadas. Los investigadores descubrieron que alrededor de una tercera parte tanto de los hospitalizados como de los que sólo tuvieron una enfermedad leve inicial reportaron seguir presentando al menos un síntoma seis meses más tarde.
A diferencia de algunos estudios recientes, como uno que llevó a cabo un equipo de investigación dirigido por pacientes, el nuevo estudio no registró uno de los problemas que más se han reportado sobre el “COVID persistente”: problemas cognitivos como dificultad para concentrarse, problemas de memoria y obnubilación. Una de los coautores, Natalie Lambert, profesora investigadora titular de la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana, comentó que esto quizá se haya debido a que, en aquel momento, los doctores tal vez no sabían que debían incluir los códigos de los diagnósticos para ese tipo de problemas cognitivos en los expedientes médicos de los pacientes con COVID. El equipo está buscando financiamiento para un estudio más grande y más completo que combine información de los expedientes médicos, las notas de los doctores y los informes de los pacientes, señaló Lambert.
En el nuevo estudio, alrededor del 59% de los pacientes con síntomas a largo plazo fueron mujeres, cerca de la mitad de los pacientes fueron hispanos y el 31% fueron personas blancas. Los autores y Putrino advirtieron que cualquier conclusión demográfica confiable necesita estudios más grandes con un alcance nacional.
Uno de cada tres
Tras una hospitalización por COVID-19, al menos uno de cada tres enfermos ve su salud afectada a largo plazo, con afecciones en diferentes órganos y problemas psicológicos, reveló un estudio publicado esta semana.
Este artículo, que hace una síntesis de diferentes trabajos de investigación publicados recientemente, subraya la fatiga, la dificultad para respirar, la ansiedad, la depresión y los trastornos de estrés postraumático como los síntomas más frecuentes en pacientes afectados por el “COVID largo”.
Según los investigadores, los datos disponibles muestran una urgencia de salud pública subestimada y los gobiernos deberían preocuparse más y reflexionar sobre los medios para atenderla.
“Teniendo en cuenta las millones de personas infectadas por el SARS-CoV-2 en el mundo, el peso a largo plazo sobre la salud física, cognitiva y mental está por venir. Nosotros solo detectamos sin duda la punta del iceberg”, señaló a la AFP el autor principal del artículo, Kartik Sehgal, oncólogo y profesor en la facultad de medicina de Harvard (Boston).
El COVID-19 ataca fundamentalmente a los pulmones de los enfermos, a veces con dificultades respiratorias que persisten a largo plazo. Pero estudios han mostrado que el virus ataca también a otros órganos, causando complicaciones que van desde trastornos cardiovasculares a inflamaciones crónicas.
El artículo publicado en la revista Nature Medicine analizó nueve estudios realizados en Europa, Estados Unidos y China, que monitorearon a pacientes a largo plazo.
Para los autores, su estudio muestra que impedir la muerte por COVID-19 no es suficiente en materia sanitaria y que es necesario profundizar la investigación sobre el “COVID largo” y ampliar las consultas para atender sus síntomas.
Fuente: nytimes.com