María Cristina Benfatto, más conocida como Cristina Mazzanti, tocó el corazón de todas las personas que la conocieron, pues tenía una luz especial. Para muchos “la teacher”, porque era la profesora de inglés tanto en el Instituto Lenguas Vivas Juan Ramón Fernández, donde se recibió, como en el Bayard, donde también ejerció esta profesión que amaba.
Cristina nació en Buenos Aires, pero en 1978 vino a vivir a Posadas ya casada con el querido Dr. Hugo Mazzanti con quien formó una familia espectacular. Tuvieron tres hijas: Lorena, Moira y Natalia que le regalaron hermosos nietos: Tomás, Martina, Delfina, Agustín, Nicolás, María Pía y Victoria, quienes la tenían muy enamorada y agradecida.
Ella seguía trabajando aunque podía haberse jubilado, pero le encantaba dar clases, hablaba inglés fluidamente y eso le permitía comunicarse en todos los viajes que realizaba al extranjero, especialmente a los Estados Unidos cuando visitaba a su cuñada que vive allá.
Claro que sus amigas confirman que para ella “su familia lo era ¡todo!”. Su esposo, sus tres hijas y sus nietos.
Estar con ellos y acompañarlos en su crecimiento era esencial y le encantaba llegar a la casa por las tardes, encontrarlos a todos que corriendo hacia ella gritaban: llegó “¡La Nona!”.
Una de sus recreaciones favoritas, luego de un año de mucho trabajo, era pasar los veranos en familia en Mar del Sur, eso la recargaba y le daba nuevas energías para comenzar otro año productivo.
Su lado más generoso
Cristina no solamente era madre, esposa, teacher y abuela, también formó parte durante muchos años de la Rueda Interna del Rotary Club Posadas, el grupo de las esposas de socios. Desde este lugar colaboró incansablemente en todas las actividades del club, siempre muy solidaria y profesional. Ella era la que se ponía al frente cuando se trataba de presentar a la Mujer del Año, también la consideraban protagonista central de la tradicional Pasta Asciutta, cena que se realizaba para recaudar fondos y ayudar desde el club. Esa especialidad es de su esposo Hugo Mazzanti, un excelente cocinero, y ella a su lado formaban un equipo fantástico. Ambos “amigueros”, excelentes personas, muy queridos y acompañados.
Las amigas del Rotary -así como también todos los socios de todos los clubes rotarios- sienten su partida y se suman a este homenaje para decirle Gracias Cristina por tanto, por llenar de buenos momentos nuestras vidas.
Por Rosanna Toraglio