Cuando estoy con Antonia me siento a ver a tantas personas mayores que sufren soledad como enfermedad principal.
Me llama y dice: “Tengo muy alta la presión doctora y no me puedo mover, mis hijos no quieren que salga por temor a que me enferme, ¿qué puedo tomar?”. En algunos pacientes mayores trato de nunca dar algo por teléfono, ya que podemos caer en un grave error. Así que planificamos una visita. Voy a visitarla y compruebo que su gran problema es sentirse sola. Al momento del examen estaba espléndida. Ella, como tantos otros, reclama atención sintiéndose mal.
La soledad en muchos genera una movilización hormonal del eje hipotálamo hipofisiario donde las hormonas se controlan para cumplir sus funciones. Esto significa regulación de presión, taquicardia, hiperglucemias, alteraciones del sueño, etc.
Nuestro cuerpo consciente o inconscientemente responde a una emoción. De ahí que sabemos que cada emoción no trabajada en forma correcta desencadena signos y síntomas desde glucemas altas hasta cáncer.
El cortisol, hormona que regula el estrés, situación que bien manejada nos da respuestas rápidas, creatividad y energía, pero que en exceso nos produce distrés que nos agota y enferma.
Las glándulas suprarrenales, ubicadas arriba de los riñones, tienen diferentes grupos celulares que producen hormonas que regulan el ritmo cardíaco, presión, sueño, cansancio y tienen estrecha relación con las hormonas sexuales por ejemplo, climaterio y sus hormonas en las mujeres; y en los hombres andropausia. También interactúa con el manejo de las grasas por eso influye en la diabetes o sobrepeso. Todo tiene que ver con todo en nuestro cuerpo y las hormonas lo unen. De ahí que tenemos tantas variaciones.
Ante esta situación de aislarnos, los abuelos sufren el aislamiento por miedo al contagio y muerte por ser pacientes de alto riego. Hoy contamos con mucho apoyo con los medios de comunicación pero y nuestros viejitos que quieren un rato de atención y la llamada: ¿cómo estás?, ¿necesitás algo? Los alienta a comunicarse de manera diferente y a sentirse un poco más acompañados.
Les sugiero esquemas de actividades por horarios para que la mente esté ocupada e invito a generar un círculo de vecinos, que puedan dar esos minutos de charlas con distancia y a disfrutar del contacto cuidado.
Usar métodos caseros para ayudarlos a mover sus manos con pelotitas o palitos, guiarlos, escuchar música moviendo sus cuerpos endurecidos, levantar brazos, lo mínimo es lo máximo. Darles una ocupación y una rutina los mantiene en línea.
Es importante recordar el agua como alimento principal por eso recordar y controlar que tomen líquidos ya que generalmente no tienen sed y la disminución del agua en el cuerpo es motivo de desorientación y mareos.
Una sonrisa, una mirada y sobre todo sentirse atendidos, sentirse que son importantes siempre son el mejor medicamento. Nuestros seres queridos estan ahí. Disfrutémolos.
Bendecido fin de semana lleno de momentos para disfrutar.