La Organización Panamericana de la Salud (OPS) recuerda este viernes el Día de la Medicina en las Américas. El 3 de diciembre fue propuesto por la Federación Médica Argentina, a través del profesor Remo Bergoglio, en el Congreso Panamericano celebrado en 1953 en Dallas (Texas, Estados Unidos), en homenaje al doctor Carlos Finlay Barrés (1833-1915), médico cubano que descubrió el papel del mosquito transmisor de la fiebre amarilla.
Finlay dedicó su vida a estudiar la fiebre amarilla, fue uno de los cuatro miembros del comité organizador que en 1902 tuvo a su cargo la creación de la nueva Oficina Sanitaria Internacional (precursora de la OPS). Llamado por sus críticos “el hombre mosquito”, Finlay había aducido, desde 1881, que el mosquito era el único vector de la fiebre amarilla, pero nunca pudo probar su teoría.
Cuando en 1900, la Junta de la Fiebre Amarilla del Coronel Walter Reed finalmente demostró que Finlay tenía razón, las condiciones estaban dadas para las iniciativas de erradicación que no solamente alejaron la enfermedad del Caribe, sino que permitieron la conclusión del Canal de Panamá.
Por sus análisis y estudios, Finlay llegó a la conclusión de que la transmisión de la enfermedad se realizaba por un agente intermediario. Existe una anécdota que dice que, estando una noche rezando el rosario, le llamó la atención un mosquito zumbando a su alrededor. Entonces fue cuando decidió investigarlo.
Con los medios aportados por la comisión mixta hispano-estadounidense, fue capaz de identificar al mosquito Aedes aegypti como el vector epidemiológico de la enfermedad. Sus estudios lo llevaron a entender que era la hembra fecundada de esta especie la que transmitía la fiebre amarilla.
En febrero de 1881 fue a Washington D. C. como representante del gobierno colonial ante la quinta sesión de la Conferencia Sanitaria Internacional, donde presentó por primera vez su teoría de la transmisión de la fiebre amarilla por un agente intermediario, el mosquito.
Su hipótesis fue recibida con frialdad y casi total escepticismo. Sólo fue divulgada por una modesta revista médica de Nueva Orleans a través del doctor Rudolph Matas, recién graduado en Medicina, quien participó en la comisión mixta hispano-norteamericana en calidad de intérprete, por ser hijo de españoles.
De regreso a Cuba, en junio de 1881, experimentó con voluntarios y no sólo comprobó su hipótesis, sino que descubrió también que el individuo picado una vez por un mosquito infectado, quedaba inmunizado contra futuros ataques de la enfermedad. De ahí nació el suero contra la fiebre amarilla.
El 14 de agosto de ese mismo año presentó ante la Real Academia de Ciencias Físicas y Naturales de La Habana su trabajo de investigación. Gracias a sus recomendaciones acerca del control del mosquito, pudo controlarse la diseminación de la enfermedad.
Por más de 20 años sus postulados fueron ignorados. Después de terminada la Guerra hispano-estadounidense, el general Leonard Wood, gobernador de Cuba, pidió que se probara la teoría de Finlay y se volviera a revisar sus trabajos de investigación, y los experimentos que había realizado.
A iniciativa de Finlay creó una Comisión Cubana de la Fiebre Amarilla que, siguiendo las indicaciones del médico cubano, combatió al mosquito y aisló a los enfermos. En sólo siete meses había desaparecido la enfermedad de Cuba.
Protagonismo
Actualmente la fiebre amarilla volvió a tener protagonismo en la región debido a la gran cantidad de casos en Brasil detectada en los últimos años. Además, el Aedes aegypti es el mismo que en la actualidad transmite los virus que producen zika, dengue y chikungunya.
Algunos de los nuestros
Históricamente, Argentina fue prolífica en médicos que contribuyeron con su profesión a cuidar la calidad de vida de la población. Entre ellos:
• José María Ramos Mejía (1842-1914), orientado a la sociología y las políticas públicas sanitarias.
• Gregorio Aráoz Alfaro (1870-1955), de destacada actuación en la lucha contra la tuberculosis y a cargo del Departamento Nacional de Higiene, que con los años se convertiría en el actual Ministerio de Salud.
• Bernardo A. Houssay (1887-1971), premio Nobel de Medicina por sus valiosos trabajos sobre fisiología humana, con repercusión en el tratamiento de la hipertensión arterial y la diabetes.
• Ángel H. Roffo (1882-1947), cuya tesis doctoral fue sobre “El cáncer, contribución a su estudio” y dedicó su vida al estudio de las enfermedades oncológicas.