“Niño, deja ya de joder con la pelota”, es la frase que inmortalizó Joan Manuel Serrat en su reconocida canción “Esos locos bajitos”. Es que la mayoría de los chicos que empiezan a patear un balón de fútbol siempre sueñan con jugar de manera profesional.
Así también lo soñó Mauro Siergiejuk, allá en su casa de Leandro N. Alem, donde pateaba junto a su papá, mamá, o hermanos. Es que cualquiera de ellos eran buenos compañeros para alimentar el deseo de vivir del fútbol.
Mauro tiene 23 años y por primera vez en su corta vida tuvo que viajar a otro país. Con su bolso cargado de sueños decidió aceptar la oferta del club Deportes Santa Cruz, de Chile, cruzó la cordillera para ponerse la casaca blanca del equipo y experimentar otro fútbol.
EL DEPORTIVO se comunicó con el atacante misionero mediante Whasapp, quien llegó a Chile en el medio de la cuarentena para jugar la segunda ronda del campeonato de ascenso de aquel país. Mauro persigue sus sueños, esos que tenía desde niño cuando jodía con la pelota.
¿De qué ciudad es tu nuevo club y hace cuánto llegaste a Chile?
El equipo es de la ciudad de Santa Cruz, en el estado de O’Higgins y hace un mes que estoy en el club. Al principio me costó, pero hice una adaptación física con mis nuevos compañeros para poder debutar lo más rápido posible.
¿Cómo fueron los primeros entrenamientos físicos?
Fue una preparación bastante adaptada a las tareas que yo venía haciendo en la cuarentena, porque lo más importante era poder saltar a la cancha lo más rápido posible para ayudar al equipo.
¿Cómo se dio la oportunidad de jugar en el ascenso chileno?
Pude llegar gracias a la buena temporada que tuve el año pasado en Deportivo Pronunciamiento. Los dirigentes habían hablado con mi representante para conocer mi situación y como era jugador libre todo fue más sencillo.
¿Cómo hiciste para llegar a Chile con la pandemia y las fronteras cerradas?
Con mi representante tratamos de ultimar todos los detalles de papeles, permisos y todo lo que se requería para pasar la frontera. La idea era estar lo antes posible con el grupo, porque según me habían dicho estaban necesitando algunos refuerzos para la segunda rueda de esta temporada.
El equipo no anda bien, pero ¿vos jugás bastante?
Por suerte ya pude debutar, tuve aproximadamente unos cinco días de preparación desde que me sumé a Santa Cruz y salté a la cancha. En el primer partido jugué los noventa minutos sin problemas a pesar de haber atravesado los siete meses de aislamiento, sin tocar un campo de juego, solamente con entrenamientos físicos. Encima el debut fue con victoria sobre Unión San Felipe.
¿Cuál es el objetivo del club Santa Cruz?
Queremos estar más cerca de los puestos de la clasificación a una liguilla para ascender a primera división. Las expectativas son las mejores, es mi primera experiencia afuera del país así que trato de prepararme lo mejor posible para estar en los más alto del campeonato.
¿Qué te pidió el DT para el juego del equipo?
Me pidieron básicamente lo mismo que mi último técnico en el anterior club, que sea una referencia de área, que esté siempre con la posibilidad latente de marcar goles y ayudar al equipo siendo la primera línea de defensa. Hay que colaborar para sacar al club adelante.
¿Cómo es la ciudad Santa Cruz, ya pudiste recorrer y conocer algo de su cultura?
Es una ciudad chiquita, pero muy linda y bastante pintoresca porque se encuentra en la ruta del vino chileno, entonces se puede encontrar a muchos turistas recorriendo las viñas. La verdad es que estoy muy cómodo, tengo todo lo necesario para estar bien y jugar mejor, ojalá que el equipo empiece a mejorar.
¿Qué balance hacés de tu paso por el DEPRO?
El año pasado en Defensores de Pronunciamiento me costó más porque era mi primera experiencia fuera de la provincia, pero todo eso que aprendí debo capitalizarlo ahora para que sea más llevadera mi presencia en Santa Cruz. Estar acá es muy bueno, porque si hago una buen temporada puedo pegar el salto a un club de primera división, ya sea en este país o en otro.
¿Considerás que podés dar el salto en el fútbol trasandino?
En Chile hay mucha vidriera, todos los partidos del ascenso son televisados y la brecha con la primera división es mucho más corta que en Argentina, por ejemplo. Uno siempre sueña con jugar en otros países, en hacer una diferencia económica y que te puedan ver las grandes potencias.
¿Cómo es tu recorrido futbolístico?
Soy oriundo de Alem, hice todas las infantiles en el Club Atlético Iguazú, desde los seis a los 17 que terminé el colegio. Ahí me sumé a Crucero del Norte en inferiores y en el 2016 pude firmar mi primer contrato para jugar en la B Nacional y creo que fue un buen paso porque pude anotar varios goles, pero lastimosamente no anoté ninguno en la primera división, me quedó esa espina. El año pasado quedé libre del Colectivero y pase al DEPRO.
¿Cómo fue ese momento de contar a la familia que tenías que ir a jugar a Chile?
Por suerte, mi familia siempre me está acompañando, así como mi novia y su familia, que me hacen el aguante a la par. Mi venida a Chile la tomaron de la mejor manera, porque saben que es mi sueño desde chiquito, así que siempre me apoyaron en las decisiones.
¿Qué soñás en el fútbol?
Mi sueño máximo es representar a la Selección Argentina. Para ello sé que tengo que estar preparado siempre para lo mejor. Desde chico quiero prepararme para estar a altura de un club de élite, destacarme en primera división, me gustaría ser una persona reconocida dentro del ámbito deportivo, tanto en lo personal como jugador. Aunque soy consciente que debo trabajar muy fuerte para aprovechar mis oportunidades.
Pura potencia y olfato goleador
El delantero misionero se destaca por su potencia y capacidad goleadora. Su debut en el fútbol grande se dio en Crucero del Norte, tanto en la Primera Nacional como en Primera División. En el Colectivero anotó varios tantos y estaba bien considerado, sin embargo perdió terreno y buscó nuevos rumbos.
El año pasado llegó a Defensores de Pronunciamiento, que fue una revelación en la primera mitad del Federal A. En este club, Mauro explotó con goles y se ganó el respeto de sus compañeros y el cariño de la gente.