Las cejas son un elemento del rostro muy importante, ya que hacen que nuestra cara cambie por completo. Aunque parezca lo contrario, realizar un buen diseño de cejas esconde una auténtica ciencia. Nos pueden cambiar completamente la expresión.
Las cejas tienen una importancia vital y no debemos dejarnos influir por las tendencias. Hay una tendencia a que las jóvenes lleven las cejas muy pobladas, pero es de libre albedrío la elección.
Es que no a todo el mundo le queda bien lo mismo, ya que todo depende de la cara, ojos, nariz y hasta de sus propias cejas. Muy poca gente suele tenerlas simétricas, algo en lo que no solemos pensar a la hora de hacernos las cejas. Nuestra cara es asimétrica, nunca se podrá realizar una depilación exactamente igual de ambas cejas ya que estarían errando por completo.
Las cejas son hermanas pero no son gemelas. Hay una equivocación por no tener una cultura de cejas y es comparar una con la otra. Las dos partes de la cara no son simétricas.
Hay que trabajar y conseguir la máxima simetría porque siempre tenemos un ojo más pequeño que el otro y el espacio entre párpados es también diferente el uno del otro. Además, el pelo no crece de la misma manera, siempre cambia mucho la ceja izquierda de la derecha. El crecimiento de la izquierda suele ser por detrás que la derecha.
Para diseñar una buenas cejas, mirar la forma del rostro porque si un ojo está más abajo voy a trabajar desde ahí para armonizarlo con la otra ceja. Hay personas a las que les dejo una ceja más fina que la otra, pero armónicamente no se nota.
El diseño en la arquitectura de la mirada consiste en esto, buscar la armonía, la belleza en el equilibrio. Ese error de querer una ceja que no va acorde con tu rostro lo cometen muchas personas.
Hay mujeres que tienen una ceja redonda y otra cuadrada, por ejemplo. O hay quienes se han fijado en el pelo, en el maquillaje, pero no en la arquitectura de la mirada.
Tras un efectivo diseño de cejas no debemos olvidar cuidar la armonía de la mirada y recuerden que hay que hacérselas cada tres semanas más o menos porque se empiezan a deformar.