Si hay alguien que es un gran referente en todo el deporte de Misiones, tanto a nivel de atleta como de entrenador, sin dudas que esa persona es Juan Miguel Seró, más conocido por todos como “Michel”.
El apellido Seró está fuertemente emparentado con el deporte, y no sólo a nivel provincial, sino también nacional e internacional, desde la huella que trazó el gran León, pasando por el camino que va marcando su hermano Miguel.
Justamente, EL DEPORTIVO tuvo una extensa charla con el “profe”, quien como deportista se destacó en varias disciplinas, pasando por el rugby, el fisicoculturismo, básquetbol, judo, canotaje, fútbol de salón, además de ser un destacado entrenador de rugby, llegando a dirigir al Seleccionado argentino femenino, como así también a los Seleccionados masculino y femenino de Paraguay y al femenino de Costa Rica.
Antes de comenzar a desmenuzar sus anécdotas como protagonista principal del deporte, la charla arrancó con la actual función de “Michel”, quien es el coordinador del Centro Provincial de Alto Rendimiento Deportivo (CePARD), donde se pule a los atletas de la provincia que tienen proyección en sus respectivas disciplinas.
Sobre esa función, el obereño comentó: “Hace un año y medio prácticamente que desde el área del Ministerio de Deportes se armó el Centro de Alto Rendimiento, donde el Subsecretario es Aldo Steinhorst y yo estoy en la parte de la coordinación. Estamos trabajando con todos los atletas que tienen proyección, ya sea nacional o internacional. Obviamente que los que proponen qué atletas van a ingresar dentro de lo que yo llamo el sistema del CePARD son los dirigentes de las distintas actividades deportivas. Nosotros hemos armado un equipo multidisciplinario donde tenemos psicólogos, nutricionistas, kinesiólogos, médicos, más PF y la coordinación y la verdad que estamos muy felices porque también hoy contamos con unas instalaciones privilegiadas. Tenemos esa pista de atletismo que se inauguró a fin del año pasado y hoy es la mejor del país, lejos; la pileta de natación que hoy está avanzada en un 70 por ciento y cerca de la finalización y un gimnasio cubierto multidisciplinario y se está iniciando, con muy buenos avances, el gimnasio exclusivo para artes marciales. Es decir que, prácticamente, tenemos una estructura que es más que envidiable, en el buen sentido”.
Tal como lo define el propio Michel, es como tener un “Mini CeNARD” en Posadas. “Exactamente, es así porque lo tenemos todo ahí. Yo me acuerdo que cuando arrancamos, hace un año y medio, de pronto decir me voy hasta el CePARD es como que quedaba un poco lejos. Hoy en día ya no es así, es casi un trámite, los atletas se acostumbraron a ir para allá en colectivo, en bicicleta, en auto, en lo que sea, así que eso nos pone más que contentos”.
Al ser consultado sobre la manera en que potenció a los atletas misioneros en Centro, el profe no dudó en afirmar: “Nosotros estamos convencidos de que tenemos que luchar en contra de la deserción del deportista con condiciones. Antiguamente, el primer paso de un deportista era destacarse a nivel provincial, para llegar a un nacional. Y si andaba bien, tenía que sufrir un desarraigo porque tenía que instalarse en Buenos Aires y eso era muy duro. Entonces, lo que estamos tratando de hacer ahora es que ese desarraigo no se produzca y que ellos tengan todo lo que necesitan en un centro de alto rendimiento. Tienen la contención psicológica, nutricional, médica, kinesiológica y física, entonces el atleta ve que tiene un marco de contención muy grande y sigue apostando a esto, porque de lo contrario pueden abandonar. Por eso, el objetivo es poder prepararlos bien acá y en el caso de que sean llamados que estén en el mejor nivel posible. Estamos convencidos que es así y hoy tenemos muchos atletas que están en esa etapa. Yo estaba muy encerrado en mi deporte, que es el rugby, y cuando llegué al CePARD, se empezó a armar la estructura y comencé a conocer a más deportistas dije, epa, que parte me estaba perdiendo de todo esto. Porque en todas las disciplinas hay muchísimo potencial. Porque estamos convencidos que Misiones tiene una genética ideal y envidiable para la práctica de los deportes”.
Sus andanzas en el deporte
Al comenzar a hablar sobre su experiencia en el mundo deportivo, el profe Seró no dudó en comenzar por una de sus grandes pasiones: el rugby.
“El rugby me enseñó muchísimo, y no solamente cosas específicas relacionadas al deporte, sino también lo que es una planificación, un ordenamiento, lo que es el desarrollo. Y bueno, sí, me dio la posibilidad de conducir al Seleccionado argentino y gracias a eso tuve la posibilidad de ir a varios Sudamericanos, a varios Juegos Odesur y a los Panamericanos en Toronto que fueron uno de los mejores. Siempre digo que me considero un privilegiado en cuanto a ciertos resultados que, por ahí, no pensábamos que se nos iban a dar, pero hasta el día de hoy me queda todavía el trago amargo de no haber clasificado, en el último partido con Colombia, a los Juegos Olímpicos”.
Una de la mejores anécdotas de “Michel” Seró se dio en el canotaje, disciplina que también lo tuvo como gran protagonista, sobre todo con una experiencia muy particular, que así la definió: “Fue en el año 81, yo estaba estudiando educación física y se hizo el primer descenso en competencia Iguazú-Posadas en cuatro etapas. Obviamente que lo tenía a León atrás mío, yo estaba empezando a remar en el Club Misionero de Canotaje, el CMC, que estaba en El Zaimán y nos comenzamos a preparar con un amigo que estudiaba conmigo educación física, que es Ricardo Néstor, y bueno dijimos larguémonos. Nosotros salíamos del Rowing viejo en El Zaimán y a la piragua le atábamos una cubierta atrás, ese era nuestro plan de entrenamiento, y nos íbamos hasta el puente de Garupá, contra la corriente, y volvíamos, desde las cinco hasta las siete y media, y a las ocho entrábamos a clase. Todos los días hacíamos eso, un desastre jajaja. Y bueno, la verdad que corrimos, vino gente de todas partes del mundo y me acuerdo que los españoles arrasaron. Nosotros tuvimos la gran suerte de ganar la tercera etapa. Ellos me acuerdo que vinieron con embarcaciones específicas para río, con la palitas que pesaban 350 gramos y las nuestras eran palas para hacer pozos y nuestra embarcación un transatlántico. Pero, todo tiene su ventaja, porque en la tercera etapa, Puerto Rico-Corpus, se largó y se levantó una típica tormenta nuestra y el río se puso picante. Los muchachos estos se empezaron a inundar todos, y nosotros con el transatlántico en el medio del canal rompiendo olas. Por ahí le digo a mi compañero, porque nosotros siempre estábamos últimos, che Ricardo parece que estamos bien, porque miro al costado y veo a todos sacando agua de las embarcaciones. Entonces le digo, che metásmole, no lo podíamos creer. Imaginate que esa etapa era de 92 kilómetros, y sabés por cuánto la ganamos, por medio bote. Yo me acuerdo que iba sentado atrás y miraba que se nos acercaban y dije, yo le pego un palazo, pero estos no nos van a ganar. Y así fue que llegamos primeros”.
Junto al gran “Fino”
El básquetbol fue otro de los deportes que lo tuvo a Michel como protagonista.
Sobre su experiencia con la “naranja” comentó: “Comencé a jugar al básquet en el OTC, porque soy de Oberá. De chico me iba al club y me acuerdo que mi viejo quería que jugara al tenis y cuando llegaba mi cumpleaños me regalaba vincha, raqueta, muñequeras, y yo dejaba todo en la cantina y me iba a jugar al básquet, que era más divertido que estar solo. Cuando vine acá jugué los intercolegiales con el Colegio Martín de Moussy y eran torneos muy picantes. En la Comercio estaban Guido y Opi Barreiro, en la Normal Toca Yamaguchi y Pernigotti, todos grandes jugadores. Después, ya con 15 años empecé a jugar en la primera de Banco Provincia y llega un momento en que recibimos un refuerzo y era el Fino!!! Entonces me di el gusto de jugar toda una temporada con él, yo era el base y el Fino, obviamente, era el pivot en un equipo donde estaban Manú López, el Flaco Ibáñez, Mario Ayala, todos más grandes que yo, que era el más chico del grupo. Así que tuve el orgullo y el placer de jugar con Fino, por eso muestro esta foto y se me cae la baba. Fino lo único que me decía era vos tirámela arriba y entrá, y listo. Ahí, paralelamente, había comenzado a jugar al rugby, así que iba haciendo de todo un poco, pero después me quedé definitivamente con el rugby, que es un deporte que me apasiona”.
Sin dudas que la experiencia de Michel Seró en el deporte es para escribir un libro por tantas anécdotas que guarda y por todo lo que vivió en distintas partes del mundo.
Lo destacado es que, con todo lo recorrido y vivido a lo largo de su carrera, mantiene esa gran humildad y predisposición para darle una mano a todo aquel deportista que lo necesite. Un verdadero grande.
León, el gran espejo
Al hablar sobre su inicio en el deporte, Michel no dudo en resaltar la figura de su hermano, quien fue su gran espejo.
“El que empezó con todo fue León. El era asmático, entonces comienza con la natación, que fue su primer deporte, pero empieza por prescripción médica. Mamá me contaba que era abanderado en la escuela y era tan flaquito que no aguantaba la bandera. Tenía ataques de asma. Y a los 11 años hizo su primer Cruce del Paraná, que después fue el que se lo llevó. Entonces uno piensa lo que son las cosas de la vida no, porque a los 11 años la natación le salvó la vida, lo encaminó, y después se lo terminó llevando”. Y graficó: “El me fue marcando el camino, yo tengo que ser como León, mi ídolo”.