Indicó que la principal utilidad de este tipo de piedra arenisca son los muros para cascadas, y los pisos para bordes de piscinas porque tienen la particularidad de ser atérmicos. Además, se realizan selecciones de tonos para lograr la estética solicitada por el cliente.
En estos tiempos de pandemia, la demanda es considerable porque coincide con la temporada de construcción de piletas, y la empresa se encuentra en la etapa de ampliación del taller de corte “para poder lograr hacer un stock más amplio y poder cumplir en el menor tiempo posible con los pedidos de los clientes”, manifestó Kuchaski.
Si bien la empresa comenzó a funcionar hace diez años, en un primer momento efectuaba solamente extracciones “en forma irregular” y, luego, implementó el sector de cortes, “que brindan un valor agregado porque se obtienen distintos tipos de productos”.
Según Kuchaski, el propósito es “tratar de llegar a más clientes porque hablamos de un producto que los misioneros aún no conocen. Si bien visitan las Ruinas Jesuíticas, que están hechas del mismo material, a diferencia que se construyó en bloques, la durabilidad que tiene no se compara con cualquier otro material que es fabricado de forma manual, como los similes”.
E hizo hincapié en que una de las particularidades de la piedra es que no pierde el color, los tonos, y que el mantenimiento es mínimo: basta con dar una mano de algún producto curador o impermeabilizante que ayude al revestimiento a que no se manche por el paso del tiempo. Estéticamente, las piedras laja realzan las fachadas de las viviendas porque son revestimientos artesanales. “La extracción y la elaboración, son totalmente artesanales. No existe una maquinaria que realice el trabajo en serie. Por eso es costoso lograrlo, porque es todo manual. Lo industrializado se remite solamente a los cortes con la máquina, el resto es todo artesanal”, insistió el empresario, que trabaja tanto con empresas como con particulares.
Contó que cuando adquirió la cantera, todas las tareas eran hechas a mano y que, más tarde, “invertimos en maquinaria para ayudar al operario a manipular y a trasladar la piedra que tiene un peso considerable. Tratamos de aliviar ese proceso con máquinas. Ahora, la idea es tratar de industrializar, poder hacer stock y salir a comercializar a otras provincias”, sostuvo.