Tus manos son un canal excepcional para trasmitir emociones e incluso para seducir. Los movimientos suaves y que cuiden la armonía respecto al cuerpo, siempre genera confianza y apertura.
Tus manos hablan, lo que trasmites a través de ellas puede ser más revelador que las propias palabras. Sin embargo no siempre somos conscientes de su impacto, de su belleza, de su expresividad incluso por qué no, de su valiosa utilidad como herramienta de seducción.
Con las manos hacemos cosas maravillosas. Creamos producciones artísticas, salvamos vidas, cuidamos de nosotros mismos y de los nuestros, con ellas sentimos el mundo, acariciamos y hacemos nuestra la vida de las más insospechadas maneras.
A través de ellas interaccionamos con el mundo y a su vez, comunicamos. En su forma y en sus movimientos se contiene un potencial de expresividad inmenso, uno que deberíamos aprovechar y hacer nuestro.
Tus manos es el canal de emociones. Si hay algo que nos define como especie es el lenguaje de las manos. Ahora bien, el cerebro recurre a mucho más canales además del lenguaje hablado para mediar en la comunicación: para él, tus manos son un recurso igual de importante.
Lo mejor de la humanidad se reflejan en las manos, ellas son creadoras de afectos, puedes demostrar amor y también es posible causar sufrimiento.
A veces lo hacemos al negar una caricia, lo provoca también quién recurre con ellas a la agresión y la vulneración. Si lo pensamos bien, pocos canales de nuestro cuerpo resultan tan poderosos para interaccionar entre nosotros.
Se sabe por ejemplo que un bebé que no recibe el contacto físico de las caricias presenta problemas del desarrollo así como trastornos del apego.
Así mismo, algo que nos señala los expertos en comunicación no verbal, es que el cerebro siempre presta atención a las manos ajenas, en ellas, se inscribe un componente emocional casi instintivo y nos gusta observarlas porque nos trasmiten información.