“Profe ¿vamos a participar este año?”, es la pregunta que desde hace diez años reiteran los alumnos del BOP N° 107, del paraje La Corita, apenas se inicia el ciclo lectivo, poniendo de manifiesto el entusiasmo que tienen por participar en los Juegos Culturales “Evita”.
En los certámenes, todos preguntan ¿dónde queda, La Corita, Santa María? desde el momento en que se empezó a nombrar al paraje por trascender con un primer premio de cuento (Lorena Procopio), y un segundo premio de pintura (Mariel Kreclevich). En los diez años de participación, las cosas no cambiaron demasiado. Año a año, los estudiantes de la zona ponen lo mejor de si para trascender, y dejar en alto a su comunidad, con sus conocimientos y habilidades.
Carolina Mora (35) es profesora y licenciada en letras egresada de la UNaM. Se desempeña como docente del establecimiento, y es quien motoriza la participación de los jóvenes en este evento, por lo que se ganó el mote de “cazadora de talentos”.
“Apenas nos invitaron, nos sumamos con los chicos. En un primer momento, y con la profesora de artística, Noelia Fagúndez, impulsamos dos disciplinas, cuento y pintura. Después acompañó Mariana Rivero, y siempre calificábamos entre los primeros y segundos premios”, contó.
Más tarde se sumó el teatro. Hacían el guión entre todos, y después se ponían a practicar. En esa rama también obtuvieron el primero, segundo y tercer premio. Luego se agregó la fotografía, que interesó muchísimo a los alumnos. Con el paso del tiempo se fueron sumando otros docentes. Entre ellos, Yamila Adaro; Marta De Andrade (siempre entre papeles), Katerin De Andrade, Mariana Rivero, Carlos Asunción, y el director del BOP, Carlos Britez, que respaldó al grupo desde el comienzo.
“Siempre resalto el trabajo en equipo tanto entre los chicos con los profesores, y los colegas, que nunca les soltamos la mano. A veces en los últimos momentos surgen imprevistos y gracias a ese trabajo en equipo, podemos salir adelante”, apuntó Mora, que proviene de una familia de docentes: sus hermanas Andrea y Nori, y mamá Carmen (jubilada) -papá, Arturo es comerciante jubilado, y su hermano Diego, policía-.
“Somos lo que hacemos”
La docente sostuvo a Ko´ape que desde hace una década, generaciones de jóvenes ingeniosos, con la escritura literaria, la pintura, la fotografía, el teatro y los videos de un minuto y medio responden a ese interrogante que cada año surge, manifestando: “Somos lo que hacemos”. Y esto, queda demostrado en los resultados de los puestos de los cuales son merecedores año a año, en este evento cultural tan prestigioso.
Para Mora, “el trabajo hecho con amor y siempre acompañado de un buen equipo, no puede fallar”. Sin embargo, destacó que los verdaderos protagonistas de la historia son los alumnos “y el potencial de talentos que nosotros vamos descubriendo día a día. Sólo acompañamos y guiamos a los chicos para que puedan expresarlo de la mejor manera”.
Nacida en Concepción de la Sierra pero residente en San Javier desde hace algunos años, aseguró que se siente orgullosa de cada uno de los protagonistas. “Me emociona hasta las lágrimas verlos crecer en un lugar en el que las oportunidades también están a su alcance. Ojalá esta instancia pueda significarles a muchos de ellos una salida laboral a futuro. Tienen talento y nosotros estaremos ahí para acompañarlos en todo los que sea necesario”, manifestó.
Uno de los factores que juegan a favor en esta instancia es la dificultad que presenta la zona respecto al acceso a Internet. “A veces es un poco dificultoso. Y como todo joven, adolescente, le encanta sumergirse en el mundo de la tecnología, pero muchas veces cuesta que llegue la señal o dependen de los datos. Y nosotros tratamos de aprovechar esa situación para tratar de despertar en ellos sus habilidades artísticas”, confió.
Al tiempo que agregó que “aprovechamos ese factor como una posibilidad. En esa búsqueda y en esa invitación que les hacemos a participar de estos juegos culturales, obtenemos excelentes respuestas. Siempre están pendientes. Para el municipio de Santa María -el intendente es José Zadovek- los Juegos Evita son una tradición. Al inicio de cada ciclo lectivo, los chicos se acercan y preguntan: Profe ¿vamos a participar este año?”.
Según la docente, es un trabajo que demanda mucho tiempo. “Les aliento a que vayan pensando y vean qué es lo que quieren hacer. Los convoco y el que sale seleccionado, es como premiado. Tiene que ver también con su comportamiento en el aula, la participación, que todos sean responsables, que cumplan con la escuela. Y eso se convierte en un estímulo para ambas cosas, para el estudio y para participar de los Juegos Evita”.
Agradeció al Gobierno municipal y provincial, “que sostiene este evento que es importante para los chicos de Misiones, pero para los nuestros en especial, es algo muy significativo. Ellos viven esa emoción y cada uno de esos valores que se tratan de transmitir con este evento cultural. La responsabilidad, el compromiso, el valor de la amistad, del trabajo”.
Mora se autodefine “bastante exigente” entonces una vez que surge la propuesta “les decimos que esto significa compromiso, trabajo, aveces dejar de hacer otras actividades para compenetrarse. Y destacamos el valor de la amistad porque ellos se acompañan. Por lo general, el que no llega para participar, ayuda a su compañero con el vestuario para el videominuto, o en la grabación o edición. Hay un compañerismo constante. Si se da el viaje a Mar del Plata es totalmente movilizante porque se conocen con chicos de todo el país. Y valoran muchísimo esa cuestión”.
A los docentes los motiva “el placer y la felicidad que ellos sienten al participar de los juegos. Nosotros además de tratar de incentivarlos y tratar de despertar en ellos las habilidades artísticas, vimos que ellos se predisponen porque se genera todo un movimiento en esta participación.
Los protagonistas “son chicos de distintos lugares, suburbanos, que desconocen otras realidades, viven otras experiencias, y se permiten conocer y hacerse conocer a ellos mismos. Algunos son hijos de comerciantes, de tareferos, albañiles, colonos, changarines, docentes, enfermeros, promotores de salud, entre otros. Hemos descubierto familias de artistas” durante esta experiencia, sostuvo la referente del BOP 107, establecimiento en el que coincidió con “Micky”, su esposo, de cuya unión nació Loana (3), que es la luz de sus ojos.
La “cazadora de talentos”
De acuerdo a lo expresado por Mora, esa metáfora la utilizó su colega Yamila, que es la que la acompaña desde hace muchos años. “Me gusta descubrir aptitudes. Si veo que un alumno tiene facilidad para escribir enseguida trato de darle un empujoncito. Si le gusta escribir un cuento, averiguo el género, entonces les explico o les paso explicaciones, les muestro ejemplos, trato de guiarlos y ayudarlos para que tengan una idea de cómo ir puliendo la idea. Si bien se debe dar una revisión a la tarea final, trabajamos en conjunto y los guiamos”, confió.
La misma modalidad es la que utiliza la profesora de plástica. “Ella trabaja de la misma manera, les enseña las técnicas y ellos ponen su impronta artística personal, ponen su estilo. Lo destacamos porque creemos que eso es lo que debe mostrar el artista. A veces sugiere imágenes, pero ellos hacen a su manera, y eso es muy valorado”, acotó.
Personalmente, a Mora, le genera “muchísima felicidad”. Se recibió hace diez años en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, y sus objetivos eran otros. Pensaba en quedarse en Posadas, hacer una carrera dentro de la universidad, “porque formé parte de un equipo y me encanta la investigación. Y el haber hecho ese camino me moviliza constantemente, porque me enseñó que el docente siempre tiene que ser un profesional que no se puede quedar quieto. Tal vez no me pueda sentar todos los años a hacer esa investigación que me gustaba pero puedo investigar, en este caso, los talentos, las habilidades artísticas de los jóvenes. Me enorgullece muchísimo porque no sólo uno puede trabajar con los conocimientos, sino con su cotidianidad, con su vida diaria, a ellos les sirve no sólo como una forma de escape o de placer, que es el arte, sino a modo de vivencias”.
Recordó que en una ocasión uno de los participantes pintó un cuadro y obtuvo el segundo lugar. En vísperas del certámen nacional, falleció el padre del “artista” y como el primer premio no pudo hacerse presente, lo convocaron a él a viajar a Mar del Plata.
“Le significó muchísimo. Fue algo gratificante, una conjunción de sentimientos. Y eso es gracias al empeño que pone cada uno, la dedicación y responsabilidad. Genera ese placer, ese escape, ese deleite de poder vivenciar otras realidades, que no son propias de lo cotidiano. Para mi significa muchísimo, no sólo como profesora, sino como persona, de poder estar, acompañarlos, es hermoso. Y no estoy arrepentida de haber cambiado mis planes”.
Como el municipio de Santa María carece de una Dirección de Cultura, “tomamos la posta, siempre con el apoyo del director de la escuela, de los otros colegas, que cedían sus horas de clase para practicar las obras de teatro o para que los chicos se sienten a escribir cuentos, o para ir a filmar los videos. A veces nos reuníamos en horas extras a ensayar, y los papás, que permitían que sus hijos puedan ir hasta la escuela, cumplen un rol preponderante”, sintetizó.